Los fantasmas de la Casa del Obispo de Cádiz

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Interior Casa del Obispo

Es uno de los lugares más misteriosos y evocadores de Cádiz, en él se aúnan tradición, enigmas, leyendas… Una historia que nos remonta a tiempos de los fenicios en Cádiz y que desde la época púnica –siglos VI y III a. C.- era utilizado como lugar de culto algo que denotaba su interior con un monumento funerario y fosas rituales.

Fue en época del Imperio Romano cuando se dotó de cisternas su interior para acumular agua y se practicó pinturas murales a modo de decoración. En épocas posteriores, en el siglo XVI, se edifica el primer palacio episcopal hasta el siglo XVIII que se acomete la última gran remodelación. Es, por tradición, uno de los lugares sagrados de Cádiz de todos los tiempos, y hoy ese lugar tiene un curioso nombre no menos evocador: la Casa del Obispo.

Y es que en su interior hay lugar para todo, desde culto a lo sagrado o lo misterioso hasta para aquellos que buscan lo paranormal pues ha sido el perfecto escenario para fenómenos paranormales y apariciones.

Desde el año 2006, fecha en la que se reabre esta casa al público, se comienzan a tener constancia de hechos indudablemente cargados de misterio. El 6 de junio de ese año se abrían las puertas a otro mundo cuando se inauguraba tras ocho años de retraso en una obra iniciada en 1997 cuando se decidió derribar parcialmente la antigua residencia del obispo en Cádiz.

José María Gener y Juan Miguel Pajuelo se colocan al frente de las excavaciones y comienzan las sorpresas: aparecen restos de estructuras romanas en el subsuelo de la casa, era el año 1998. Así las obras comienzan a sufrir retrasos e inspecciones por parte de los expertos ya que pocos meses después afloran los restos fenicios tras siglos de oscuridad: muros, pavimentos y zócalos son algunas de las ricas muestras que se iban despojando de su manto de tierra para volver a la luz de la vida.

Fue en ese mismo año, en 1998, cuando se hace un sensacional hallazgo: un anillo de origen fenicio. Alicia Pérez, científica titular del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y su equipo dataron el anillo en torno al siglo VI a.C., era de oro puro y el joyero que lo realizó era zurdo.

Como decoración aparecen dos delfines símbolo de Gades y una pequeña cenefa elaborada a base de pequeñas bolitas que dan forma a flores de loto.  Una clara inspiración oriental que indicó a los expertos que procedía de otro país. Demás, en base a los arreglos que el anillo había ido sufriendo a lo largo de su historia, se concluyó que hasta tres generaciones habían utilizado aquel anillo por su desgaste.

¿Quién pudo poseer tal anillo? Quizás un rey, su sumo sacerdote… Sea como fuere alguien muy influyente e importante a tenor de su valor y del respeto mostrado por los que, posteriormente, pasaron por la tumba donde yacían sus restos sin saquearlos.

En el pasado 2005 se saca a concurso público la explotación de la casa del obispo recayendo ésta en la empresa Monumentos Alavista y entre los meses de mayo y junio de 2006 abriría sus puertas.

Ya desde el inicio de la apertura los trabajadores tenían extrañas experiencias, plantilla de Monumentos Alavista vivían fenómenos que no lograban explicar: luces que eran apagadas y que se encendían solas, primero achacadas a despistes del personal y luego, una vez descartado esto último, sin explicación, pero todo era inútil, si se apagaban las luces estas se volvían a encender.

Fantasmas y orbes de luz

El siguiente paso fue el saltar de las alarmas nocturnas del edificio sin ninguna razón que lo explicara… Los equipos, ultramodernos, domótica e informática no presentaban fallos… Al supervisar las grabaciones se comprobó como las cámaras que se activan mediante sensores de movimiento, comenzaban a funcionar aunque las salas estuvieran vacías tantos de día como de noche.

Los responsables no lo entendían, en las  grabaciones surgió una sorpresa más: en las cámaras de visión nocturna salían extrañas orbes de luz…

Germán Garbarino, responsable de la puesta en valor de los restos arqueológicos de la zona, no podía creer lo que estaba viendo en esas imágenes.

Así en La Voz Digital llegó a decir que en las grabaciones se podían distinguir tres figuras de apariencia humana: una masculina y vestida de negro de 1’50 metros aproximadamente, un niño y una señora con un tocado blanco. Como también suele pasar en este tipo de casos, los propios trabajadores quizás en un intento de familiarizarse con las extrañas presencias y así lograr trabajar sin miedo, les pusieron como nombre el cura, el niño y la sacerdotisa.

Muchos investigadores pasaron por la Casa del Obispo, desde locales de Cádiz hasta el mismo Iker Jiménez, y todos trataron de desentrañar su misterio del pasado… Se grabó la formación de extrañas figuras nebulosas que subían y bajaban por la escalera, orbes… Todo resultaba muy extraño.

Cerca del pozo sagrado, para algunos el epicentro y motivo por el que este lugar es sagrado desde época fenicia, ocurrió algo sorprendente. Un miembro del equipo de grabación se quedó rezagado en esa zona  vio al alguien tras de sí, en la penumbra, creyó que era otro compañero  pero al mirar vio que aquel ser había desaparecido cuando segundo antes estaba allí de pie…

Hechos misteriosos, extraños, evocadores de viejas épocas y de misterios, hoy la Casa del Obispo sigue encerrando su enigma del pasado esperando a que sea desvelado…

Testimonio directo en la Casa del Obispo de Cádiz

Una de esas experiencias extrañas es la que Ángel Gómez tuvo en un entorno tan especial como es la «Casa del Obispo», un yacimiento arqueológico de una gran importancia y que es referencia para la Historia y los arqueólogos de toda España. Un punto del que se han obtenido datos e información muy relevante sobre el pasado de la ciudad.

De fenómenos paranormales, o inexplicables, en su interior se sabe desde hace años y del que hemos informado en CÁDIZDIRECTO así como otros medios de comunicación en prensa, radio o televisión a nivel local o nacional. Desde este entorno se realizó una investigación, dentro del programa «Cuarto Milenio», con la colaboración de Manuel Pimentel, y donde se trataba de dilucidar si todas esas historias que se narraban eran reales o no. Una investigación que reabrió un debate así como la polémica en torno al mantenimiento y cuidado del yacimiento.

Pero nuestro testigo vino a vivir «algo» que «me rompió los esquemas», como él me indicaba. «Mira, tengo 68 años y fue de visita hace un tiempo, con mi señora, su hermana y mi cuñado a Cádiz. Tenía mucho interés mi cuñado en ir a la «Casa del Obispo» y como íbamos a estar unos días pues oye, sin problemas. El caso es que entramos allí, que está muy bien, con las pasarelas y los paneles y vimos todo el yacimiento, estábamos solos, no había más visitantes ni turistas».