Muchas personas, amantes del misterio, siente atracción o miedo por lo que es la tabla de la ouija, el mal llamado «juego» que, sin embargo ha sido muy estudiado -y criticado- por partidarios y detractores.
El tablero tiene grabadas -o pintadas- las letras del abecedario así como los números, las palabras «Hola», «Adiós», «Si» y «No» y se «juega» con un máster o tablilla que suele ser usado por un número de participantes (nunca debe «jugarse» solo). A través de ese tablero se estaría en contacto -según los expertos- con espíritus o seres del bajo astral que se comunicarían con el mundo de los vivos deletreando las palabras y formando un mensaje.
Movimiento del máster
Debe pensarse que hasta hace unos años había investigadores, algunos con mucho nombre, que creían que una investigación paranormal era grabar psicofonías -o intentarlo- y hacer una sesión de ouija. Hoy se contempla con un factor más dentro de las investigaciones que tiene un carácter más espiritual y subjetivo allá donde siempre existe la picaresca de: ¿Quién mueve el máster?
La Ciencia dice, en torno a todo ello, que es debido el movimiento a un «efecto ideomotor involuntario«, es decir, alguien del grupo de participantes que de forma inconsciente e involuntaria mueve el máster. Este principio hoy es aplicado en Medicina para ver si enfermos con Alzheimer pueden escribir o comunicarse, dejando muy al margen lo que es la ouija. Es posible así que alguien influya sobre el máster y deje ese mensaje que es en lo que se ampara la Ciencia. ¿Pero qué ocurre cuando nadie lo mueve?
Suele suceder que, en ocasiones, el máster se mueve a tal velocidad que los participantes sólo pueden seguir el mismo e ir deletreando el mensaje, en ese caso: ¿Quién o qué lo mueve?
Resulta particularmente interesante comprobar cómo el máster se mueve y como los participantes sólo persiguen al mismo o de cómo manifiesta un mensaje que nadie conocía hasta ese momento y que cuando se realiza una investigación se verifica que son datos reales y veraces. ¿Cómo se puede explicar esto?
Siempre existe la duda de quién mueve el máster. En sesiones muy avanzadas donde intervienen varios participantes suele estar la figura del guía -que es la persona que tiene la voz de contacto en la sesión- y la figura del controlador que tiene como misión que nadie mueva el máster. Normalmente es encarnado por la persona más escéptica con respecto a la ouija y suele tener técnicas de control sobre el tablero marcador como sujetar este con dos dedos, o hacer un seguimiento electrónico de la presión de los dedos de los participantes monitorizado por ordenador o teléfono inteligente -esto último sólo en sesiones científicas con alto coste-. Lo normal es que esa persona tenga una mayor superficie o punto de contacto con el máster y note si alguien mueve el mismo o no. Igualmente puede verse sorprendido por la velocidad del mismo y quedarse rezagado en ello sin que medio «efecto ideomotriz involuntario». Resulta aún más sorprendente pues se tiene el garante que es la sesión hay un participante escéptico que controla ese mismo movimiento. ¿Cómo lo puede explicar? Sin recurrir a la explicación científica es complejo.
¿Se puede comunicar una persona con el otro «lado», con los espíritus, vía ouija? Es complejo responder a esa pregunta pero lo cierto es que ha habido sesiones donde se ha obtenido muy buena información y comprobado de su veracidad sin que se pueda explicar correctamente la razón. Se argumenta que algún participante podía tener una referencia previa pero eso es especulativo y hasta para la Ciencia resulta excesivo.
El psicólogo Daniel Wegner decía sobre todo ello: «Los procesos mentales que controlan directamente nuestros movimientos no están conectados a los mismos procesos que deducen qué causó qué. No se trata de una estructura mental de orden y control, como un ejército disciplinado en el que un general emite órdenes a las tropas, éstas las obedecen y el general recibe un reporte que dice: «¡Misión cumplida! La mano derecha está en acción» o «si usted piensa «voy a mover mi mano» y su mano se mueve, probablemente sentirá automáticamente que ese movimiento fue uno que usted instigó».
La importante opinión de Paco Azorín
Igualmente parapsicólogos e investigadores de la ouija, como Paco Azorín, indica sus experiencias con seres espirituales dentro de lo que son las sesiones y hasta de conseguir «voces» en lo que denomina como «ouijofonías»: «en las sesiones de ouija nos han dicho que no están interesados en contactar con nosotros, porque dicen que estamos menos evolucionados que ellos, y no les interesa el contacto».
«La ouija, además de servir para poder comunicarse con otras presencias e inteligencias, también es un vehículo de estudio personal. Los investigadores consideran que además de un consciente, los humanos están formados por otras personalidades llamadas inconsciente, que se potencian en el ser humano».
Creer o no creer es cuestión de cada persona allá donde su desconocimiento o incredulidad le puede llevar a pensar que todo es un fraude o que no existen otras realidades. «No creer en nada y tener la mente abierta a todo», como decía Paul Éluard y que sintetiza el sano espíritu crítico allá donde el silencio es más oportuno que el descreimiento.
Entrevista con Paco Azorín sobre la ouija