¿Quién no ha escuchado alguna vez de aquel castigo divino que Dios envió sobre los pueblos de Sodoma y Gomorra debido al vicio y la perversión que en ellas reinaba? Fue es justo castigo a aquellos que habían perdido la fe y dejaban de cumplir las leyes de Dios.
Una lluvia de fuego y azufre envió Yavé sobre ellas según relata el Génesis e incluso cuando en su huida la mujer del virtuoso Lot miró hacía atrás quedó convertida en una “estatua de sal”. El pasaje del Génesis nos dice: “Entonces Yavé hizo llover sobre Sodoma y Gomorra fuego y azufre desde los cielos. Y destruyó estas ciudades y todas sus llanuras, todos los habitantes y la vegetación del suelo”.
Durante la Historia contemporánea de nuestra Humanidad se ha dudado de la existencia de ambas ciudades, contemplando el relato como parte de una “mitología” religiosa con el poder de convicción en los fieles, como un ejemplo del poder de Dios.
Pero la Arqueología vino a decirnos que tal vez esta historia vaya más allá de la mitología para entrar, de lleno, en la realidad. Los arqueólogos israelíes buscaron en la península de Lisan que se interna en el sur del Mar Muerto, allí encontraron restos de un asentamiento humano, una ciudad, con más de 5000 años de antigüedad.
En parte del territorio moabita, descendientes de Lot. Curiosamente en la zona se hallaron restos de lo que parecían esferas de cristal, e incluso parte del suelo estaba cristalizado.
¿Un nuevo misterio? No, quizás el relato del Génesis llevaba parte de verdad: cuando se produce una explosión atómica, como la de Hiroshima o Nagasaki, o las experimentales en Álamo Gordo (EE.UU.) deja tras de si una ola de muerte y destrucción, una esfera de fuego lo arrasa todo a altas temperaturas y es capaz de reducir a cenizas a una persona en cuestión de segundos.
Destrucción y Restos Arqueológicos
Aún se conserva en Hiroshima la estela espectral de una persona volatilizada tras la explosión, su sombra es el mudo recuerdo de una tragedia en la pared. Pues bien, casi con 5000 años de diferencia, parece que a orillas del Mar Muerto un cataclismo atómico ocurrió, justamente sobre la ubicación de Sodoma y Gomorra.
¿Cómo es posible? De momento es inexplicable pero la mujer de Lot más que convertirse en estatua de sal lo hizo en estatua de cenizas, cómo los habitantes de Hiroshima y Nagasaki en la IIª. Guerra Mundial.
Sobre Sodoma de dice: (Ezequiel 16:49-50) “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no tendió la mano al afligido y al mendigo. Y se llenaron de soberbia y abominaron de mi Ley”.
En Judas, versículo 7: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos habiendo fornicado e ido en pos de vicios en contra de la naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo castigo de fuego eterno”.
La depravación era tal que en cierta ocasión los sodomitas (gentilicio de los que vivían en Sodoma) llegaron a casa de Lot para abusar de los invitados, Lot les ofreció a sus dos hijas vírgenes pero es tos respondieron: “Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí, y les dijo: “Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad.
Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.” Pero ellos le respondieron: “¡Quítate de en medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.”
Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta» (Gn 19, 6-9). Tras leer esto y conociendo al Dios (Yavé) justiciero de la época el castigo no se haría de rogar. Llegó pronto en forma de lluvia de fuego y azufre.
Según los expertos que han visitado el lugar las características que presenta el terreno son las mismas que las que presentan las arenas de White Sands en Estados Unidos tras las pruebas atómicas.
Y la pregunta que flota es: ¿Quién hace 5000 años poseía el poder atómico? La respuesta es: nadie. Quizás sólo el poder de Dios fue capaz de ello, o quizás un fenómeno astronómico (¿un meteorito?) capaz de generar una destrucción local, pero las causas ciertas no se conocen, sólo su alcance.
El doctor en Física Michael Agrest llegó a la conclusión que sólo una explosión de muy importantes características podría haber causado la devastación que nos muestran los sedimentos cristalinos, a todo ello hay que añadirle el incremento en la radioactividad natural que encontramos en la zona donde se hallaron los restos arqueológicos y la energía que lo pudo haber provocado. Parece que el mito deja de ser mito para cobrar visos de realidad.