La ciudad de Cádiz siempre ha estado, junto a sus costas, lógicamente, expuesta al mar y a sus peligros, principalmente de un tsunami como el que arrasó Lisboa en 1755 y que dejó notar sus graves efectos con el maremoto de ese año en toda la provincia.
Estudios recientes al respecto
Pero hubo otros en la Historia como así lo refleja un estudio realizado por las universidades de de Jaén, Aix-Marsella (Francia), Granada, Sevilla, Huelva y Turingia (Alemania) en el que se habla de cómo, en el siglo III-IV a.C. se origina en la desembocadura del Guadalquivir la denominada como Lacus Ligustinus con corredores fluviales que accedían a la Híspalis romana. De todo ello hay vestigios importantes pero, sobre todo, lo que se ha podido determinar, merced a los estratos de unas viejas ruinas en el Patio de Banderas en los Reales Alcázares de Sevilla, es de un evento que tuvo lugar hacia el siglo III d.C. y que generó que la ciudad se viera arrasada por el agua. Obviamente si Sevilla quedó arrasada el efecto en Cádiz se vio amplificado varias veces al ser «primera línea».
Se esta forma se determina que un inmenso tsunami, originado por un maremoto, en ese siglo provocó una gran ola (o varias), de varios metros de altura, que se extendió desde Tarifa a Gades (Cádiz) y que destruyó, por la acción violenta de las aguas, todo cuando alcanzó a su paso.
Cabe destacar que un tsunami no deja de ser las olas que provocan un maremoto y que pueden llegar a tener una altura y fuerza colosal. Aquella ola tenía metros de altura y se abatió sobre toda la costa recorriendo más de 50 kilómetros y llegan a Híspalis (Sevilla) con una altura de 7 metros aproximadamente. Algo que nos puede generar la idea de cómo llegaron a ser frente a Gades o Baelo Claudia.
Todo ello se ha podido corroborar merced a los restos del Patio de Banderas y «presente» en la sedimentación marina de la costa. Ese maremoto se cebó con todo el litoral y refleja que lo ocurrido en 1755 no fue ningún «accidente» o hecho puntual sino que se ha repetido en más ocasiones y, seguramente, las que desconocemos.
Posibilidad de un tsunami en la actualidad
En la actualidad se estima que el riesgo de tsunami en toda la costa mediterránea es alto y que en los próximos 30 años podría generarse uno calificado de «consecuencias catastróficas». Dentro de Tsunami Ready, del Sistema de Alerta Mundial contra Maremotos, el secretario de la Comisión Oceanográfica (COI) de la Unesco, Vladimir Ryabinin, aclaró que «no hay un 100% de probabilidades de que suceda, pero estas son muy altas y tenemos que estar preparados para ello».
Bernardo Aliaga, especialista del programa de la UNESCO-COI contra tsunami añadió: «El objetivo es tener las zonas costeras preparadas para un tsunami. Muchas de ellas son vulnerables y deben estar preparadas cuando se enfrenten a esta amenaza».
Hay un documento que indica las zonas que podrían estar más afectadas a la acción de un maremoto teniendo especial impacto en aquellas cercanas a fallas tales como Cantabria o Asturias: «En esas zonas es menos probable que ocurra porque no hay fallas. Estas se encuentran en el Golfo de Cádiz, en el Norte de Argelia, en el Norte de África y en otras zonas» como exponía Mauricio González, del grupo de ingeniería y gestión de la costa del Instituto Hidráulico de la Universidad de Cantabria (IH Cantabria).
También alertaba que ningún municipio está realmente preparado para luchar contra un tsunami y que su acción destructiva es de capacidad insospechada y «buenos» ejemplos tenemos en la Historia.