Desde hace varias décadas se habla de la existencia de un misterioso planeta que estaría más allá de la órbita de Neptuno y que tendría una dificultad extrema para ser detectado por nuestros modernos observatorios, es el denominado «Planeta X» que tanto ha desbordado la imaginación de aquellos que abrigan por teorías extraterrestres variopintas.
Puede que la existencia de un «cuerpo celeste» más allá de la órbita de Neptuno no sea producto de la imaginación de buscadores de vida más allá de la Tierra y puede ser una «realidad» aunque esté dentro del ámbito matemático. Así, al menos, se demuestra en las simulaciones realizadas sobre la creación del sistema solar y que podría ser un «planeta» del tamaño de Marte o la Tierra.
Esta investigación se ha publicado en el Annual Review of Astronomy and Astrophysics, en el mismo se indica que este extraño y desconocido planeta pudo haber sido expulsado a regiones exteriores de nuestro sistema solar por los cuerpos gigantes gaseosos tipo Júpiter.
El motivo de iniciar tal investigación era la de saber la razón por la que existen los planetas y por la órbita que ocupa sabiendo que no es el modelo lineal que se propone en los libros y que es cada uno en una posición de una esfera de 360º.
Los autores del trabajo liderados por Bertt Gladman, de la Universidad de British Columba, y Kathryn Volk, del Lunar and Planetary Institute, indican que no se puede explicar todo pues falta información y puede que parte de esa carencia se encuentre en un planeta que rodeó a nuestra estrella, al sol, en el sistema exterior, allá donde encontramos a Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno y ahora estaría en los bordes del sistema solar habiendo una imposibilidad de alcanzar a observarlo.
Según los estudios habría «algo extraño» en el orden de los planetas, en su distancia orbital del sol, siendo cuatro rocosos, el cinturón de asteroides y cuatro planetas gigantes de tipo gaseoso en el sistema solar exterior. Pasando a estos, más allá de sus órbitas, encontramos a planetas que son considerados como «enanos» o en categorías más bajas siendo aquí donde «falta algo» y eso algo sería otro planeta, el «Planeta X».
La lógica indica que no puede haber cuatro planetas gaseosos gigantes y luego subplanetas, debe haber «algo» de una tamaño medio, tipo Tierra o Marte y los estudios matemáticos lo respaldan, sin conocerse bien su ubicación, tal vez, indican, esté entre los dos gigantes gaseosos y habría sido empujado fuera donde se le encontraría en el borde exterior del sistema solar.
En la actualidad es imposible detectarlo pero se cree que en un futuro cercano la nueva generación de telescopios podría detectarlo confirmado lo acertado de este estudio en torno al «planeta X».
Raro objeto en el cinturón de asteroides
El 7 de julio de 2021 se descubrió por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) el asteroide 2005 QN137, el octavo del cinturón principal, pero se trata de un cometa con comportamiento desconocido.
Hsieh, autor principal del en una conferencia de prensa durante el 53ª reunión anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Estadounidense, indicó: «Este comportamiento indica claramente que su actividad se debe a la sublimación del material helado. Como tal, se considera un cometa del cinturón principal, y es uno de los casi 20 objetos que se han confirmado actualmente o se sospecha que son cometas del cinturón principal, incluidos algunos que solo se han observado que están activos una vez».
«Se puede pensar en 2005 QN137 como un asteroide y un cometa, o más específicamente, un asteroide del cinturón principal que recientemente se ha reconocido que también es un cometa. Se ajusta a las definiciones físicas de un cometa, ya que probablemente esté helado y esté expulsando polvo al espacio, aunque también tiene la órbita de un asteroide. Esta dualidad y difuminación del límite entre lo que antes se pensaba que eran dos tipos de objetos completamente separados, asteroides y cometas, es una parte clave de lo que hace que estos objetos sean tan interesantes» continuó en su exposición sobre el objeto.
El tamaño es de 3,2 kilómetros de ancho y la longitud de su cola de 720 mil kilómetros, el triple de la distancia que separa la Tierra de la Luna, tiene 1,4 kilómetros de ancho.
En torno a este decía: «Esta cola extremadamente estrecha nos dice que las partículas de polvo apenas flotan fuera del núcleo a velocidades extremadamente lentas y que el flujo de gas que escapa del cometa, que normalmente levanta el polvo al espacio desde un cometa, es extremadamente débil. Estas velocidades lentas normalmente dificultarían que el polvo escape de la gravedad del propio núcleo, por lo que esto sugiere que algo más podría estar ayudando al polvo a escapar. Por ejemplo, el núcleo podría estar girando lo suficientemente rápido como para ayudar a arrojar el polvo al espacio que se ha levantado parcialmente por el escape de gas. Sin embargo, se necesitarán más observaciones para confirmar la velocidad de rotación del núcleo».
La existencia de este tipo de cometas es muy interesante pues podría indicarnos el origen de la Tierra así como la distribución de este tipo de objetos dentro de nuestro sistema solar.