Fantasmas y fenómenos paranormales en el Barrio de la Viña

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Se trata de uno de los lugares de Cádiz con más tradición, un barrio con la idiosincrasia más típica y también con sus temores y episodios con lo extraño tal y como nos cuenta su propia historia.

Primeros encuentros espectrales

Los fantasmas siempre ha estado muy presentes dentro de la ciudad, pero uno de esos capítulos paranormales que vivió el barrio nos deben llevar a un lejano año ya de 1883. En tal fecha era temido un fantasma que, a la caer la noche, paseaba por las calles del barrio aterrorizando a todo aquel que se le interponía. El fantasma arrasaba con todo, los comercios tenían especial temor pues, en una ocasión, el dueño de una bodeguita vio pasar, ante él, una especie de neblina, una sombra, «lago neblinoso», atemorizado por lo que podía ser cogió un garrote e intentó golpear a aquel extraño visitante. El resultado fue que no le dio a nada y el fantasma se marchó del lugar dejando su huella en aquel cariacontecido comerciante.

Otro suceso similar tuvo lugar en el año 1885 cuando en la calle Arboli un fantasma, que tenía «forma de mujer», asustaba a las personas que pasaban por la calle. A tal punto llegó este extremo que varias de ellas que se vieron asaltadas por el singular espectro debieron ser atendidas en una farmacia cercana La Policía se personó en el lugar y trató de investigar lo sucedido pero el resultado final no fue el de una entidad del más allá sino alguien del más acá, al menos eso dijo la Policía. Se habría tratado de una mujer que unos dientes postizos y una sábana blanca -tipo «marimanta»- y cogía de imprevisto al viandante y que en su sorpresa solo veía «algo» que le atacaba calificándolo de «fantasma».

Igualmente en el año 1908, el 27 de enero, hay otro relato en el cual los vecinos decían que había un fantasma que robaba a los viandantes en las proximidades de la iglesia de la Merced. En Santa María un pescadero informó que vio como el fantasma aparecía por el muelle sobre las cuatro de la mañana y le robó 10 reales. En la estación también intentó asustar a un mozo pero cuando este sacó su arma el «fantasma» salió corriendo como alma que llevaba el diablo. Me preguntó: Si es un fantasma y dejó de ser un vivo, ¿por qué huía? Tal vez por estar demasiado vivo. Lo más chocante de este relato es que según los testimonios de las personas a las que asaltó era «transparente y no tocaba el suelo» tal y como recogía Fernando Soto.

Más casos con «marimantas»

Otro incidente más es el sucedido el 5 de julio de 1910 cuando, a las dos de la mañana, una persona comenzó a gritar de forma estremecedora. Los gritos provenían de una casa de la calle Solano, la «casa de salud» donde 14 mujeres gritaban asustadas. Hasta allí se desplazó la Policía y los serenos para escuchar como las testigos decían haber visto a unas «sombras a los pies de la cama» y que intentaron cogerlas por los pelos. En una inspección ocular los agentes del orden no encontraron nada anormal y se invitó a regresar a sus camas a las enfermas.

Quizás la más conocida sea la historia del piano que tocaba sólo en la calle Pascual del barrio de la Viña y que se correspondía con el fantasma de una niña llamada Angelita, hija de una mujer llamada Laura. Era el año 1925 cuando la temible tuberculosis se cobra la vida de Angelita, el piano enmudeció y ya los vecinos no disfrutaron de su música. Pero un anoche el piano comenzó a sonar solo, cuando Laura encendió la luz de la estancia donde este se encontraba no había nadie.

En las noches siguientes volvió a ocurrir y el piano hacía sonar sus acordes, teclas pulsadas por unas manos invisibles. El encender la luz del salón allí estaba tocando solo.

Debido a la situación Laura fue a visitar a la pitonisa Eufrasia, en la plaza de la Cruz Verde, asegurándole la vidente que se trataba de su hija fallecida. En una sesión espiritista que se organizó -muy del gusto de la época- se invocó al alma de la niña y el piano comenzó a tocar solo, la vidente entró en trance y comenzó a hablar con una voz que no era la suya. Laura y su otra hija, Flora, le pidieron que no tocara más, que las asustara. Rezaron al Cristo del Nazareno y pidieron que encontrara el camino al «más allá» no repitiéndose más el incidente.

Son historias paranormales del Barrio de la Viña, historias del más allá que cabalgan entre la leyenda y la realidad.