Fenómenos extraños y mesas parlantes en Cádiz

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Dentro de los fenómenos psíquicos y paranormales es muy interesante comprobar cómo algunos van más allá de la imaginación y se puede producir lo que podríamos llamar como una interactuación con la materia. Se trataría de un fenómeno espiritista que llamaría la atención entre aquellos devotos de este tipo de práctica y que tendría como objeto vinculado a lo que se llamó como «mesas parlantes».

En Cádiz se estuvo practicando durante buena parte del siglo XIX con la introducción del espiritismo en la ciudad aunque fue un fenómeno originado en Francia y que trataba de establecer una comunicación con «el otro lado», con el «mundo de los muertos» de una forma tan singular allá donde ese «más allá» era objeto de curiosidad y de inquietud.

Cádiz, cuna del espiritismo en España

Fueron muchas las técnicas que se pusieron de moda en el siglo XIX y en el XX para hablar con los espíritus, quizás el más popular ha sido la tabla ouija que tiene más de un siglo de historia. Así, con la necesidad de establecer ese contacto surge el fenómeno de las mesas parlantes allá donde la telequinesia originada, presuntamente, por los espíritus o los fantasmas era algo que alimentaba la imaginación de los practicantes asombrados por estas fuerzas sobrenaturales.

Las mesas parlantes o mesas giratorias no precisaba de ningún médium, sólo necesitaba de un grupo de personas que fueran capaces de tener la decisión de poner sus manos (dedos) en torno a una mesa que, de forma casi imprevista, contactaban con un espíritu que quisiera establecer esa comunicación. El grupo de personas se concentraba y comenzaba aquella mesa a levitar, a moverse a la par que se escuchaban sonidos extraños o se podían ver orbes.

Muchas veces eran movimientos tan violentos que no se podía sostener la mesa que se agitaba en el aire sin control mientas que se afanaba el grupo en establecer un código en el movimiento que le indicara una respuesta –normalmente un Sí o un No– o unos golpes indicativos del mismo. Algo no se le puede quitar: era muy espectacular.

Uno de los mayores valedores de este tipo de experiencias fue el médico y educador francés Hippolyte León Denizard Rivail (1804-1869), más conocido como Allan Kardec y padre del espiritismo en su rama francesa (una de las más importantes). Se interesó vivamente por el fenómeno de contacto vía mesas parlantes y una vez que se eliminó la posibilidad de un fraude todo lo centró, en sus hipótesis, en la fuerza mental y en la presencia de espíritus en ese momento. En sus obras, numerosas sobre este tema, hablaba de los fantasmas que hay en torno a estas mesas y de las opciones de hablar con ellos atendiendo a estos movimientos inesperados.

El fenómeno de las mesas parlantes

En Cádiz estaba la sociedad espiritista «Dios y Caridad» si bien la primera sociedad espiritista de España estuvo en San Fernando, en Cádiz, en 1855 y que tiene una curiosa obra llamada «Luz y verdad del Espiritualismo» (1857) de Jotino y Ademar, impreso en Filomeno Fernández de Arjona -del que ya publicamos en CÁDIZDIRECTO un artículo sobre ello- y que fue una obra prohibida con un auto de fe de la época. Pero el movimiento espiritista ya se había formado en Cádiz y eran muchos los que, de forma de casi secreta, se reunían en determinadas casas, en calones, a practicar el espiritismo teniendo como estrella a las mesas parlantes.

Cádiz y Sevilla fueron pioneras del espiritismo en España, como el periódico «El Espiritismo» que hablaba de las reuniones y conferencias espiritistas o de como transcurrían las sesiones o de la importancia del médium. En Cádiz destacó, en 1872, la Sociedad Espiritista Gaditana presida por Juan Marín y Contreras con «base» en el propio domicilio de este teniendo como secretarios a Francisco de Paula Coli y Rafael Brau Martínez.

El contacto se desarrollaba merced a un sistema ideado por aquellos espiritistas era “sencillo” pues en base a un código que ellos conocían, en base a un número de golpes, se “traducía” y se iba formando el mensaje. Así en sus reuniones el deseo de contactar con el más allá se llevó a la práctica.

“Los acólitos utilizaban un artefacto con tres patas de forja y un código preestablecido de golpes, un antepasado lejano de lo que hoy sería la ouija. Antes de la ouija, de las mesas parlantes… una especie de tabla de información para entablar llamada con el más allá, en 1857″ explica Salvador Santos.

Jesús Relinque, historiador e investigador, decía que era un sistema muy básico en la que la comunicación se hacía a base de golpes y que se tomaba una especie de trípode en el que se «deletreaba» el mensaje en esta especie de «mesa parlante» u ouija.

Era la experiencia del contacto espiritista en aquellas fechas y que en Cádiz era algo tan sorprendente y inusual.