El mundo de la investigación paranormal depara muchas sorpresas y, algunas, tienen que ver con lugares encantados donde se manifiesta lo imposible. Uno de esos lugares es el llamado «Barracón del Miedo», un punto en la capital hispalense que no deja a nadie indiferente.
Experiencias inexplicables
Fue en el transcurso de una ruta particular con miembros de la SUP (Sindicato Unificado de la Policía) los que me dijeron: «¿No conoces el «Barracón del Miedo»? El sitio tiene «tela», allí hemos tenido que ir en un par de ocasiones y se ha pasado mal, muy mal. Primero porque se vio una silueta en la puerta que se metía dentro del edificio y al llegar nosotros la vimos perfectamente, la seguimos, se metió por toda la parte de oficinas y mientras se escuchaba una voz muy rara diciendo «dejadme» y «alejaos», imagínate, nosotros sólo queríamos identificar al fulano aquel y comprobar que no estaba haciendo nada ilícito pero no lo cogimos. En un momento mi compañero salió para dar la vuelta y yo iba de cara y a medida que estaba solo allí sabía que había algo que no era normal, que no era «natural», la sombra salió hacia una sala más pequeña trasera que era por donde iba el compañero y creí que lo iba a coger de cara pero al llegar me dijo que no había salido nada de allí. Fue sorprendente» decía mi testigo a la par que miembro de la Policía Nacional.
«En otra ocasión se nos alertó que había por allí gente y que podían estar haciendo una fiesta o algo, en plena pandemia nos pasamos y al llegar no había nadie, hay que tener muchas ganas para pegarse la caminata y quedarse en un sitio como aquel. Lo que si nos llamó la atención es que estando allí escuchamos perfectamente cantar a una persona, no era música que se colara desde el exterior, era alguien que tarareaba una canción y allí estábamos solos, aquello fue impresionante. Otros compañeros también han tenido otras experiencias similares allí» seguía relatando.
Experiencias de investigación
Con toda esta información decidí ir a investigar. Se trata de una amplia nave con tres partes bien diferenciadas. La primera de ellas es un «salón» que era un almacén, todo diáfano con puertas laterales que dan a habitaciones que fueron, en su día, tantos aseos como zona de marcaje. La segunda zona es de oficinas, con una disposición muy característica. La tercera es una zona de comedor, casi un cuadrado con una salida trasera.
En estas tres zonas comenzamos a hacer pruebas y hubo hechos que nos llamaron la atención como, por ejemplo, dos extraño ojos que nos miraban en un muro y que, al comprobar que no fuera un animal vimos que allí no había «nada».
Igualmente ruidos de pisadas y susurros ininteligibles. A la hora de captar psicofonías los resultados, en todos los medios previstos, fueron muy positivos. Tanto en grabadoras normales como vía «Spirit Box» o «Spirit Radio» se captaron voces que decían: «iros de aquí» o «vete», «Javier», «asfixiado», «muerto», «no sé donde estoy» y que impresionaba.
Los detectores saltaron con inusual frecuencia e, incluso, interactuó con un aparato, el rem-pod, tocándolo cuando se le pedía, siendo muy sorprendente.
Como explicación decir que en el lugar se registraron en un pasado dos muertes, la primera de una persona que se quitó la vida ahorcándose, la segunda murió ahogada en un depósito de agua y que, por lo violento de ambas, podría ser un elemento psíquico que permanece en el lugar -como posibilidad-.
Finalmente, grabando con un equipo de televisión, nos sorprendió un coche de la Policía Nacional, nos pidió que nos identificáramos y dijéramos que hacíamos allí. Tras la identificación profesional (vía carnet de prensa) nos indicaron que había estado dando vueltas por allí porque «a un pastor lo habían apedreado. El caso es que no encontramos a nadie», en una zona en la que destacan los fenómenos paranormales y, en ocasiones, el lanzamiento de piedras sin que existan unas manos físicas que las muevan. No es casualidad, son los efectos de un lugar encantado, allá donde se materializa lo imposible.