Si hay un lugar inquietante en el mundo ese es, sin dudas, el del Convento de los Capuchinos de Palermo, en Sicilia, en Italia, destacando por la presencia de sus conocidas momias y esqueletos que parecen saludar, desde el «otro lado» a los visitantes.
Se conocen desde hace mucho tiempo siendo una suerte de catacumbas que hunden sus raíces allá por el año 1534 cuando la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos -de la rama reformista- se instalaron en la ciudad. El cementerio, allá por el año 1597, se comenzó a quedar sin espacio y fue cuando se construye una cripta en el convento siendo el 16 de octubre de 1599 cuando se entierra a la primera momia que sería la del hermano Silvestro de Gubbio.
Lo curioso fue que al bajar a la cripta para trasladar a los cadáveres descubrieron que cuarenta y cinco de ellos estaban momificados por un proceso natural y eso se consideró como una bendición divina, así que se decidió que esos cuerpos debían ser expuestos en hornacinas colocadas en las paredes de las Catacumbas como una especie de memento mori, que es realmente impactante.
Momias infantiles
Pero hay una parte más desconocida y que es la dedicada a cuerpos y momias infantiles que están en este mismo lugar y sobre los que se va a hacer un curioso estudio sobre más de cuarenta de estas momias infantiles de las 163 existentes.
Para ello un grupo de bioarqueólogos de la Universidad de Staffordshire hará una investigación -por un periodo de dos años- que tratará de desvelar los secretos de la colección de estas momias de niños de las Catacumbas del Convento de los Capuchinos de Palermo.
Lidera el equipo la profesora Kirsty Squires y se usaran rayos X para lograr imágenes digitales de cada niño. Se estima que el periodo de la muerte de estos está entre los años 1787 y 1880. Al respecto de todo ello la doctora indicaba al periódico The Guardian: «Esperamos comprender mejor su desarrollo, su salud y su identidad, comparando los fondos biológicos con el tipo de cosas más culturales: la forma en que los individuos han sido momificados y también la ropa que llevan».
Cabe destacar que las Catacumbas tienen la mayor colección de momias de este tipo de Europa contabilizándose hasta 1284 cuerpos de entre finales del siglo XVI y principios del siglo XX. «Hay muy poca evidencia documental sobre los niños a los que se les concedió la momificación y los registros de defunción del período contienen información limitada» decía la científica.
Compleja investigación sobre los cuerpos
Será a partir de este mes de enero de 2022 cuando se comenzará el estudio para tratar de determinar el sexo, la edad, posibles lesiones patológicas de los menores y peculiaridades que pudieran ser de utilidad: “Este proyecto proporcionará datos esenciales para determinar a qué niños se les permitió la momificación y para poner esto en un contexto más amplio».
Igualmente se realizarán ilustraciones de las momias de los niños que serán compartidas en el estudio vía artículo pues las fotografías en la catacumba de los niños están prohibidas.
En el año 1837 se prohibió este tipo de sepultura en el convento aunque el hermano Riccardo, en 1871, fue el último monje enterrad0o allí. No obstante destacan otros enterramientos como el de Giovanni Paterniti, vicecónsul de Estados Unidos, en 1911 o el más conocido de la niña Rosalia Lombardo, en 1920, y que impresiona ver.