¿Casualidad? La extraordinaria relación Jesús de Nazaret y el dios egipcio Horus

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Jesucristo y Horus

Que nuestras tradiciones religiosas beban de fuentes ajenas a sus raíces, asimilando ritos, cultos y tradiciones, es algo que no debería de sorprendernos. La Navidad es el origen de muchas de las tradiciones culturales religiosas de diferentes zonas del mundo y no por ello deben ser cristianas, muchas son incluso más antiguas que el propio cristianismo.

Una de ellas nos llega del siempre evocador país de las arenas eternas, Egipto. El cristianismo de Oriente celebra la Navidad el día 6 de enero y no el 25 de diciembre, ello viene originado porque a comienzos del siglo II había una secta seguidora de Basilides y sus enseñanzas. Así propuso que la recha del nacimiento de Cristo fuera el 6 de enero relacionándola con la epifanía de Horus, tan arraigado al Antiguo Egipto.

Y es que Horus y Jesús de Nazaret no son dos desconocidos, guardan muchos paralelismos.

-Osiris nació de una madre virgen, Isis.

-Fue dado a luz en un pesebre.

-A su adoración llegaron hombres sabios con una clara analogía con los Reyes Magos.

-Pasó una especie de bautismo.

-Hizo milagros.

-Murió y resucitó de entre los muertos.

-Se le llamaba ‘El Hijo de Dios’ o ‘ El verbo hecho carne’.

En la tradición griega era conocido como Aión o Dionisios y en su representación era un niño con marcas en frente, manos y rodillas, marcas en forma de cruz y una estrella de oro.

Así pues entre Horus y Jesús de Nazaret hay más que analogía, ¿vidas paralelas o asimilación de cultos? Juzgue usted mismo.

En la tradición griega era conocido como Aión o Dionisios y en su representación era un niño con marcas en frente, manos y rodillas, marcas en forma de cruz y una estrella de oro.

Así pues entre Horus y Jesús de Nazaret hay más que analogía, ¿vidas paralelas o asimilación de cultos? Juzgue usted mismo.

La Navidad: entre la asimilación y la coincidencia

La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo, y se celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret. Sin embargo, la Navidad también tiene sus raíces en otras tradiciones religiosas, como la de Horus, el dios solar del Antiguo Egipto.

Cabe volver a destacar los paralelismos entre Horus y Jesús son numerosos. Ambos nacieron de una madre virgen, Isis y María respectivamente. Ambos fueron adorados por hombres sabios, los Reyes Magos y los sacerdotes egipcios. Ambos fueron bautizados, y ambos realizaron milagros. Ambos murieron y resucitaron de entre los muertos.

Estos paralelismos han llevado a algunos a creer que la historia de Jesús es una asimilación de la historia de Horus. Es decir, que los primeros cristianos adaptaron la historia de Horus para crear la historia de Jesús.

Sin embargo, otros creen que los paralelismos son simplemente una coincidencia. Es decir, que las historias de Horus y Jesús son independientes, pero que se parecen por casualidad.

¿Asimilación o coincidencia?

Es imposible saber con certeza si la historia de Jesús es una asimilación de la historia de Horus. Sin embargo, hay algunos argumentos que apoyan ambas teorías.

Los argumentos a favor de la asimilación

-Los paralelismos entre Horus y Jesús son demasiado numerosos para ser una coincidencia.

-La Navidad se celebra el 25 de diciembre, que es también la fecha de la fiesta de la Natividad de Horus.

-Los primeros cristianos eran misioneros, y su objetivo era convertir a los paganos. Para ello, adaptaron elementos de sus propias tradiciones religiosas a las creencias cristianas.

Los argumentos a favor de la coincidencia

-Las historias de Horus y Jesús se desarrollaron en contextos culturales muy diferentes.

-Las historias de Horus y Jesús tienen sus propias características únicas.

-Los primeros cristianos no tenían ningún interés en ocultar la asimilación de elementos paganos.

La respuesta a la pregunta de si la historia de Jesús es una asimilación de la historia de Horus es compleja y no puede ser respondida de forma definitiva.

Sin embargo, los paralelismos entre ambas historias son innegables, y es un tema que ha suscitado el debate durante siglos, aunque todo queda amparado y enmarcado en el terreno de las creencias personales, allá donde la fe se impone a la historicidad.

Los planteamientos históricos, arqueológicos o científicos quedan eclipsados por los teológicos o aquellos que no aceptan que el cristianismo posterior a la muerte de Jesús de Nazaret (entre uno y dos siglos después de la misma), hayan deformado y enriquecido algunos pasajes de su vida bebiendo de otras fuentes religiosas, de cultos paganos y siendo hoy un crisol de historias religiosas importadas.