Muy pocos son los que saben donde reposan los presuntos restos óseo de los tres Reyes Magos, de Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque mucha es la polémica que hay en torno a ellos pues no era reyes -no tenían reino- pero si eran personas sabias, el conocimiento era su mayor tesoro.
Es el Evangelio de San Mateo el único que relata como unos magos -posiblemente astrónomos persas y zoroastristas– se pusieron en camino para adorar al Mesías que había nacido. Igualmente los evangelios apócrifos hablan con más profusión de ellos pero los expertos y estudiosos indican que, posiblemente, se trate de un añadido griego posterior.
El estatus de realeza alcanzan en el siglo IV siendo el número de «Reyes Magos» impreciso pues varió en función de la época llegando a ser quince en el siglo VII y hasta treinta y tres obsevando que, todas las cifras según la numerología, son múltiplo de tres.
Fueron finalmente fijados en tres que, además, representarían las etnias en el Medievo con Melchor representante de la europea, Gaspar de la asiática y Baltasar de la africana). Todo ello nos recuerda que los Reyes Magos de Oriente fueron a adorar a Jesús de Nazaret y que es la analogía legendaria de otros nacimientos «mágicos» como el de Buda o Confucio, los «Reyes Magos» representaría el viaje de los sabios paganos a rendir tributo al Hijo de Dios.
Su interesante vida
De los Reyes Magos poco más se sabe históricamente, sólo que se bautizaron una vez que Jesús de Nazaret resucitó tras ser crucificado (debían ser ancianos y edad muy amplia) y que fueron, incluso, obispos. Según la tradición piadosa fueron martirizados en el año 70 d.C. y sus cuerpos fueron enterrados en un mismo sarcófago.
Fue Flavia Julia Helena, Santa Helena, madre del emperador Constantino I «el Grande» y gran coleccionista de reliquias relacionadas con Cristo, la que se encargó de recuperar sus cuerpos y llevarlos a Constantinopla., capital del Imperio Romano de Oriente, de la Bizancio histórica.
Los «Reyes Magos» eran pieza codiciada por aquellos que «recolectaban» reliquias y, por ello, pasaron a la ciudad italiana de Milán, a la iglesia de San Eustorgio. Allí fue donde Federico Barbarroja, en el siglo XII, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, mandó que el sarcófago pasara a la ciudad alemana de Colonia . Además fue el emperador el que mandó que recibieran el grado de la realeza, elevando así su estatus definitivamente.
En la actualidad los restos mortales de los Reyes Magos se encuentran en la ciudad alemana en su catedral, en un admirable e impresionante relicario ubicado justo detrás del altar mayor de la misma, un punto simbólico muy destacado.
El relicario es digno de esa admiración relatada pues es una pieza de orfebrería, una obra de Arte, que es -realmente- una la superposición de tres féretros de los que dos están juntos y uno tercero sobre estos.
El relicario está fabricando en madera con pan de oro y plata, ricos esmaltes y piedras preciosas así como todo tipo de relieves y escultura con unas proporciones tremendas de 220 x 110 x 153 centímetros obra del orfebre francés Nicolás de Verdún.
El relicario tiene como colofón un trío de coronas de oro que fueron donadas por el emperador Otón IV junto con el blasón y escudo de armas de la ciudad de Colonia.
La verdad es que el relicario y los ataúdes tienen en su interior tres cuerpos, algo que se verificó en 1864. Como restos óseos hay que decir que no están los cuerpos completos huesos , por ejemplo partes como un húmero, una tibia y un esternón, regresaron a Milán a comienzos del siglo XX en compensación al saqueo de la ciudad.