La Historia de Cádiz no deja de sorprender y encontramos seres que son realmente llamativos dentro de su particular bestiario mágico, uno de los más interesantes es el apartado de los hombres-peces.
Siempre que se toca este tema se cree el caso del «Hombre-pez de Liérganes» es el único conocido y que se ha tocado en diferentes ocasiones en CádizDirecto.
Relatos extraños de «hombres-pez»
Pero lo cierto es que hay relatos, textuales, en la Historia, de sus propios cronistas que no dejan de asombrar. Uno de ellos, por ejemplo es el que cuenta Glauco, de Ovidio, en el capítulo XIII de Metamorfosis, en el que se puede leer: “era un pescador griego de Antedonte en las costas de Gades, comió una hierba mágica y se sintió impelido a arrojarse de cabezas al mar siendo recibido por océanos y te diste con todos los honores, observaba que sus piernas se iba conservando en una cola de pez y le empezaba a crecer una larga y verdosa barba” y que se refiere, obviamente, a un ser sirenido. ¿Realidad o pura ficción?
Plinio «el Viejo» relataba en su Historia Natural, lo siguiente: “autores y testigos tengo, que resplandecen en la orden de caballería, que en el mar océano, cerca de Gades, caminando la nao en que iba una noche muy oscura, les entró en ella un hombre marino que en todo tenia semejanza de hombre humano: era tan grande y pesaba tanto, que trastornaba la nao hacia la parte donde estaba y si mucho se detuviera, la trastornara y la llevara al fondo”. Un «hombre marino» que hace referencia a un «hombre-pez», corría el siglo I d.C.
Peje Nicolao
Otro caso significativo fue el que: «Según se cuenta, en el siglo XVII circulaba la leyenda del mítico Peje Nicolao, un ser mitad hombre y mitad pescado, considerado en la época por los marineros gaditanos, un tritón, que había nacido en las playas de la ciudad de Rota.
Según la crónicas de la época su padre tuvo un romance con una sirena cuando faenaba en alta mar y diez años después de relación tuvieron un hijo, pero este fue abandonado por el padre en una cueva, donde el muchacho sobrevivió y con su capacidad de adaptación al fondo marino podía respirar tanto dentro del agua como fuera de ella.
La leyenda continúa diciendo que un día encontró una cueva submarina y entró en ella, desapareciendo durante al menos cien años saliendo un invierno y contando historias maravillosas de una ciudad submarina en las inmediaciones de la costas gaditanas, contando historias fabulosas y admirables de sus moradores, diciendo que era un paraíso submarino lleno de música y de danzas”.
Aparece también en El Quijote cuando Cervantes escribe: “….entre otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el Peje Nicolás o Nicolao…».
Son relatos de «hombres-pez» en Cádiz, relatos que siempre serán tomados como ficción y siempre quedará una pregunta: «¿Y si fuera verdad?».