Si hay un personaje que ha marcado la Historia ese es, sin dudas, Cristóbal Colón, el Almirante genovés, al servicio de la corona de España, que descubrió América oficialmente y que tuvo una vida tan apasionante como llena de altibajos.
El único sitio acreditado verazmente y científicamente en el que se encuentran sus restos es en Sevilla, en España, es la única vía que ha permitido un análisis de ADN y, hoy, podemos afirmar, con certeza que se encuentran allí, en otros puntos del mundo sólo es especulativo hasta que no se realice un análisis análogo a los realizados en la capital hispalense.
El Convento de San Francisco en Valladolid
Colón vuelve a polarizar la información pues en la ciudad de Valladolid se tratan de localizar los restos de lo que fue su primera tumba dentro de lo que era el convento de San Francisco, ese es objetivo del historiador Marcial Castro y del arquitecto Juan Luis Sainz y que parece realmente complejo dado el tiempo transcurrido desde la desaparición del convento franciscano.
Ahora se trata de ubicar el punto exacto donde estaba esa tumba en la capilla del mismo. Cabe destacar que Cristóbal Colón falleció en 1506 en la ciudad del Pisuerga y que sus restos estuvieron unos años en la misma hasta su traslado a Sevilla desde donde pasarían a América. Según Castro la primera tumba de Colón estaría en un punto de la calle Constitución, en un punto próximo a donde se descubrió un muro de una de las capillas del citado convento. Así esta tumba estaría en un punto muy transitado de la ciudad.
La búsqueda se va a realizar con georadar buscando las oquedades bajo el asfalto pues el punto exacto podría estar ahí abajo en lo que fue uno de los conventos más grandes de la España de su época y que ser sepultado en el mismo se consideraba un honor para personas de alto estatus social, como era el caso de Colón. en este convento también reposaron los restos del escritor Antonio de Guevara, el organista Hernando de Cabezón o el historiador de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar entre otros.
Datos y documentación para la búsqueda
No es una tarea fácil pero se tienen documentos de 1810 -un plano- copiado en 1835 y que mostraría como era pudiendo ubicar el mismo. Se trata de un documento de gran valor por lo que aporta de información con anotaciones del monje franciscano Matías de Sobremonte y que podría servir para trazar el recorrido actual.
Al respecto de estos plano Sainz indicaba: «Este hombre fue muy metódico: lo describía todo de forma exhaustiva, incluso midió cada palmo del convento en base a sus pies» lo cual da un margen de unos tres metros sólo de error.
«Es el momento de buscar la capilla donde estuvo enterrado Colón, aprovechando las obras de peatonalización de la calle. Esta zona es de un altísimo interés arqueológico e histórico. Estamos pidiendo una ampliación en la zona de excavación, que no se busque confirmar una hipótesis anterior, sino que se tenga la mente abierta para interpretar correctamente el espacio, de forma que no se den opciones a nuevas teorías o nuevos escritos de carácter histórico que tengan un sesgo especulativo, sino que se aclare este extremo de una vez por todas» explica Castro que considera básico que el héroe irlandés nacionalista, Red Hugh O’Donnell, fuese enterrado en la misma capilla que Colón sirviendo de referencia básica.
«Gracias a un informe que nos remitió la empresa municipal de aguas de Valladolid, sabemos que a la altura donde estaba la capilla, en el eje de la calle, se colocó una tubería de agua de fundición gris de 25 centímetros de diámetro, instalada a finales del siglo XIX, y aproximadamente a 1,25 metros de profundidad. También hay una alcantarilla de 30 centímetros de diámetro enterrada a unos 2,2 metros. La calle tiene una anchura de 9 metros por lo que es muy probable que aún queden restos del antiguo convento, que saldrían a relucir si se precisara hacer una obra de levantamiento de la calle» matizaba.
Castro, por su parte, indica que: «No podemos juzgar con los ojos del presente los hechos del pasado, porque entonces nadie saldría bien parado» poniendo de ejemplo la presencia del Imperio Romano en el península Ibérica. «No hace falta que pidamos perdón por los hechos del pasado, hoy nadie es culpable de la muerte de Lorca» concluye.