Su nombre es sinónimo de la decadencia del imperio Ruso y evoca los peores años antes de la denominada como «Revolución Bolchevique». Se llamaba Grigori Rasputín y fue un monje nacido en 1869 que gozó de una gran influencia en la corte de los Romanov, además tenía fama de vidente y curandero, un profeta que se le conoció como «El Monje Loco» y que se considera que tiene vaticinios más que correctos.
De su particular biografía habría que decir que Grigori Yefímovich nace el 21 de enero de 1869. Monje y místico ruso que tuvo una enorme una gran influencia en los últimos días de la dinastía Romanov.
Cuentan que en su entorno quería tener la apariencia de Jesucristo siendo muy popular como sanador mediante el rezo, aunque sería su amistad con la zarina Anna Výrubova, en 1905 fue llamado al palacio de los zares para cortar una hemorragia de su hijo y heredero Alekséi Nikoláyevich Románov, aquejado hemofilia.
El zarévich sanó –tal vez usando la hipnosis- y la familia Romanov, especialmente la zarina Alejandra, le debería gratitud eterna al monje que cada vez que el joven príncipe tenía un ataque él acudía y sanaba.
En su calidad de monje y místico se decía que entraba en una especie de trance y comenzaba a lanzar profecías sobre sucesos que acontecerían en un futuro cercano y que, a decir de todos, se acababan cumpliendo de forma inexorable.
Uno de esos vaticinios hace referencia a la llegada del hombre a la Luna, decía: «Los hombres están caminando hacia la catástrofe. Serán los menos capaces quienes llevarán las riendas» en referencia a las catástrofes que se verá el mundo y que interpretaba como un castigo divino.
Igualmente decía: «El aire que hoy desciende a nuestros pulmones para llevar vida, llevará la muerte», todo ello en referencia a la contaminación y el nivel de incidencia que tendrá sobre animales y plantas. Los bosques serán un gran cementerio y habrá lluvias venenosas.
En cuanto a la infertilidad escribía: «El útero de la mujer será como la tierra de los ríos, estériles serán ambos» y también habla de los vientres de alquiler o de la capacidad que tiene el ser humano para la creación de vida artificial en función de la ciencia.
El poder atómico está presente: «Llegará el tiempo en que le sol llorará sobre la Tierra y sus lágrimas caerán como chispas de fuego, quemando las plantas y a los hombres», pero también lo que es el poder y peligro nuclear y la devastación que este puede llegar a originar.
«Los venenos abrazarán a la Tierra como un fogoso amante» y prosigue «Y en el mortal abrazo, los cielos tendrán el hálito de la muerte, y las fuentes no darán más que aguas amargas, y muchas de estas aguas serán más tóxicas que la sangre podrida de la serpiente. Los hombres morirán a causa del aire, pero se dirá que han muerto del corazón o de los riñones… Y las aguas amargas infectarán los tiempos como la cicuta, porque las aguas amargas alumbrarán tiempos amargos».
Sobre la Iglesia escribía: «La cruz será arrojada en la bodega, los martillos golpearán sobre los altares y las llamas devorarán las iglesias. Así comenzará la caza de la serpiente, pero el buitre confiará la espada a una nube, que matará a la serpiente durante la tercera luna; el buitre se encarnizará después contra sus gusanos, hasta que perezca…»
Más profecías al respecto son las que dedica a un tema polémico: «Las plantas, los animales y los hombres, han sido creados para quedar divididos. Pero llegará el día en que no habrá más fronteras entonces el hombre será medio hombre y medio vegetal. Y el animal será animal, planta y hombre. En estos campos, sin más fronteras, veréis pastar a un monstruo, llamado kobala».
Inquietantes profecías
Más inquietante es la que dice: «Durante tres días el sol desaparecerá del cielo, y durante treinta días una niebla de humo y de dolor hará de la tierra un gris sudario. El hombre vagará como un perro enloquecido en este mar de desesperación; su vida será una agonía, y su única esperanza será la muerte». Profecías que suelen ser referentes al futuro, unas más claras y otras con más opacidad.
Otra inquietante profecía dice: «Los hombres están caminando hacia la catástrofe. Serán los menos capaces quienes llevarán las riendas. Así será en Rusia, igual que en Francia, en Italia y otros lugares… La humanidad será aplastada por el alboroto de los locos y de los malhechores. La sabiduría será encadenada. Serán el ignorante y el prepotente quienes dictarán la ley al sabio y también al humilde. Y después, la mayor parte de los hombres creerán en los potentes y no creerán más en Dios… El castigo de Dios llegará tarde, pero llegará». Tal vez esto que describía es algo que estamos viviendo en la actualidad, en pleno siglo XXI.
Más críptica es la siguiente: “Cuando Sodoma y Gomorra vuelvan de nuevo a la Tierra y los hombres vistan de mujer y las mujeres de hombre, entonces veréis pasar la Muerte cabalgando sobre la peste blanca. Y las antiguas pestilencias serán como una gota de agua en el mar, respecto a la peste blanca. Montañas de cadáveres serán amontonados en las plazas, y millones de hombres llevarán la muerte sin rostro. .. Ciudades, con millones de habitantes, no encontrarán brazos suficientes para sepultar a los muertos, y muchos pueblos con campos serán cancelados con una única cruz… Ninguna medicina logrará frenar la peste blanca, porque ésta es la antesala de la purificación. Y cuando nueve hombres de cada diez tengan la sangre podrida, será echada sobre la Tierra la guadaña, porque habrá llegado el tiempo de regresar a casa”.
Igualmente podría haber una referencia a China y Asia en: “Dos príncipes sanguinarios tomarán posesión de la Tierra: Wiug vendrá de Oriente y volverá esclavo al hombre con la pobreza; Graiug vendrá de Occidente y volverá esclavo al hombre con la riqueza. Los príncipes se disputarán la tierra y el cielo y el terreno de la gran batalla será en la tierra de los cuatro demonios. Los dos príncipes serán vencedores y los dos príncipes serán vencidos. Pero Graiug entrará en casa de Wiug y sembrará sus antiguas palabras, que crecerán y devastarán la tierra. Así terminará el imperio de Wiug… Pero llegará el día en que también el imperio de Graiug será destruido, porque las dos leyes de vida eran equivocadas y ambas producían la muerte. Tampoco sus cenizas se podrán utilizar para cultivar el terreno, sobre el cual crecerá la nueva planta de la tercera luz”.
Son sólo algunas de las profecías del monje ruso.
Hay una última profecía que fue certera, era la “profecía Fabergé”, el famoso joyero que hacía huevos de Pascua de metales y piedras preciosas. Se dijo que cuando Rasputín saliera de la Casa Imperial y el joyero le regalara un “huevo dorado” el reinado de los Romanov se acabaría. Tal vez esto, en pleno apogeo de la dinastía del Zar podría haber sido tomado a broma pero cuando los aires de la Revolución Rusa asomaron por Moscú y la familia real comenzó a ser cuestionada y perseguida se comprendió que algo iba a suceder. La noche del 16 al 17 de diciembre de 1916 Rasputín es envenenado, tiroteado y como no moría fue lanzado al río Neva, congelado, donde falleció… Poco tiempo después llegaría el ocaso de la familia imperial rusa… ¿Casualidad?