Las experiencias cercanas a la muerte, las ECM son entendidas de diferente forma desde un ámbito científico/médico e, incluso desde el punto de vista del misterio. Mientras que en el primero de los casos parece que todo puede ser explicado desde el punto de vista de los fármacos que le administran al paciente en trance de muerte, en el segundo pudiera ser el indicio de la vida después de la vida.
Estudio de las ECM
Al respecto de las ECM el doctor Bryan Greyson decía: «La gente que regresa de una experiencia cercana a la muerte confirma haber aprendido que todo en la vida tiene una dirección, y que todos nosotros estamos interconectados. Esto les lleva a aceptar una ‘regla de oro’: tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Cuando herimos los sentimientos de alguien nos herimos a nosotros mismos, y cuando ayudamos a otra persona también nos estamos ayudando a nosotros. También pierden su miedo a morir, que paradójicamente les quita el miedo a vivir. Ello les permite vivir la vida al máximo y en el presente, disfrutar del día a día» para El Confidencial.
Sobre la percepción que tienen los pacientes en cuanto a todo lo que ocurre a su alrededor decía: «Esta es una gran pregunta para la que no tengo respuesta. No sabemos cómo la gente puede ver y oír cuando está fuera de sus cuerpos, y de hecho lo hacen. Un estudio de cientos de experiencias extracorpóreas que tomó de muestra percepciones que podían ser corroboradas por terceras personas descubrió que el 92% de las mismas fueron percepciones completamente precisas. He investigado varios ejemplos de personas que aun estando profundamente anestesiadas eran capaces de ver y oír y después documentar de manera muy precisa y sorprendente los detalles de hechos que no estaban presenciando».
Experiencia de un gaditano al borde de la muerte
Y todo esto viene al hilo de una experiencia de un gaditano, Manuel F. D., que sufrió «un infarto en el coche. Estaba agitado, el trabajo, el estrés de ir de aquí para allá, mucho café, mucho tabaco, la cosa es que comencé a sudar en el coche y a sentirme mal. Pensé, o lo achaqué, al calor, pero cuando seguí conduciendo me comenzó a doler el brazo y el pecho y pensé que era un infarto, me eché a un lado y llamé a emergencias diciéndole lo que me pasaba y donde estaba y perdí el conocimiento. Pues bien, estando así es cuando comenzó todo» refiriéndose a su experiencia cercana a la muerte.
«Entonces fue cuando comencé a verme como si estuviera detrás del asiento del conductor pero en diagonal y decirme a mí mismo: «ese soy yo» y comprender que algo no iba bien. Entonces vi una luz grande en el techo y quise tocarla con las manos que fue cuando me salí del coche y lo veía todo desde arriba, desde fuera. Veía la gente esperando a la ambulancia y de como venía a los lejos, también como me atendieron los sanitarios, el médico, de cómo era, de lo que hablaban. De todo ello era consciente porque lo veía y escuchaban. Cuando desperté estaba en el hospital y cuando el médico me visitó le dije lo que había vivido. El hombre me dijo que me calmara y que habría tiempo para hablar de ello. La cosa es que cuando hablamos me confirmó que, efectivamente, la persona, el médico que me atendió era como yo lo describía y que no se lo explicaba» recordaba.
«Cuando estaba en ese túnel vi a mis padres, a mi abuela pero algo me decía que tenía que volver y fue cuando regresé y desperté, fue impactante» terminaba.
¿Explicaciones? Debo remitirme a la Ciencia y lo que dicen los especialistas. Greyson, al respecto de ello indicaba que: «No hay asociación entre trastornos mentales y ECMs, no, pero las personas que las han padecido sí que se han sentido mejor después al haber sentido amor incondicional propio de esta experiencia. Esta sensación a menudo les alivia de los sentimientos culpables sobre sus acciones pasadas y de la ansiedad que les provoca su futuro, la muerte. La mente también parece funcionar correctamente cuando la actividad cerebral es muy baja. Cuando el filtro cerebral que limita la conciencia se detiene, la mente tiene acceso total a otro tipo de realidad y a otra dimensión de la experiencia. No lo llamaría ‘el mundo de las alucinaciones’, sino el mundo de los ‘hechos reales que se experimentan como más auténticos que el mundo físico’».
Que creo que es toda una declaración de intenciones máxime viniendo de un especialista en la materia como Brian Greyson.