Cuando dormimos tenemos la actividad cerebral a un nivel diferente que cuando estamos despiertos, es por ello por lo que muchos experto hablan de experiencias que pueden suceder en estas fases y que podrían ser similares a relatos de vivencias paranormales que ponen lo vellos de punta.
Una de esas experiencias es la que tiene como denominación el «Síndrome de la Vieja Bruja» que muchos tienen a relacionar con algo presuntamente paranormal y que sería algo análogo a una sensación de parálisis a la hora de despertar.
La parálisis del sueño suele ser terrorífico para quién lo vive y se caracteriza porque la persona paralizada, inmóvil, sin embargo tiene la sensación de escuchar y ver o sentir todo cuando ocurre a su alrededor.
Según los científicos que han estudiado este fenómeno es una especie de desconexión en el que el cerebro recrea perfectamente el entorno donde nos encontramos y da la sensación al durmiente de estar despierto cuando, realmente, está dormido. Oficialmente se explica como: «una afección en la cual usted no puede moverse ni hablar cuando apenas se queda dormido o al despertar. Durante un episodio de parálisis del sueño usted está totalmente consciente de lo que está pasando».
Old Hag
El 15% de la población mundial ha sufrido este tipo de experiencia y en la que se pueden ver seres en torno a la persona que pueden confundirse con extraterrestres, demonios o fantasmas, seres que, en suma, provocan el miedo.
El Síndrome «Old Hag» o «De la Vieja Bruja» es aquel que señala a las supersticiones que las mujeres que practicaban la brujería podían causar la parálisis en aquellos que dormían y se subía en su pecho comprimiéndolo hasta provocarles la muerte. La expresión deriva de «Old Hag» y es un fenómeno del que se tiene una amplia documentación histórica.
Sin embargo la Ciencia no se alía con este tipo de creencias y explica que se trata de asfixia nocturna relacionado con la parálisis del sueño o hipnagogia que tiene lugar entre el momento del REM, que es el estado de sueño profundo, y el momento en el que nos despertamos.
Aquellos que han tenido la parálisis afirman haber percibido olores extraños y escuchado pisadas no distinguiendo ni edades, ni sexo, ni raza. Cuando menos curioso.