Estamos en un año en el que el Camino de Santiago tiene una significación muy especial, un Camino que tiene toda una simbología que el peregrino debe conocer y que resulta especialmente llamativa. Peregrinos de todo el mundo hacen cada año una ruta, de norte a sur y de este a oeste, personajes tan conocidos como el popular Carlos Herrera o investigadores dentro del mundo del misterio como Luis Mariano Fernández o un incansable contador de historia -de forma excelente- como Francisco Contreras.
Dentro de esa simbología todo tiene una razón y puede ir desde un objeto hasta un lugar en lo que es el trazado de la ruta jacobea. Reconocer esos símbolos se antoja como clave dentro de todo lo que un buen caminante debe conocer.
Te ayudamos a que los sepas identificar y saber cuál es su significado.
Símbolos
El caminante jamás se perderá en el Camino de Santiago, tiene una ayuda fundamental que si conoce su código sólo tiene que seguir: las flechas amarillas. No, no estamos ante el marcaje de una zona de obras, son las flechas amarillas, pintadas, en azulejos, más o menos perfectas las que nos van a decir la dirección a seguir para hacer el Camino de Santiago.
La primera persona que comenzó a pintarlas fue el padre Elías Valiña en la década de los 70 dentro de lo que es una de las rutas como el Camino Francés y que tenía como misión llegar a Santiago de Compostela.
La Concha o Vieira es otro de los elementos imprescindibles y reconocibles del Camino de Santiago e inherente al mismo desde sus comienzos. La Vieira está reflejada en otro símbolo como es el Códice Calixtino, se entregaba a los peregrinos que llegaban a la ciudad compostelana y la representación de los diferentes Caminos que llevan a Santiago teniendo una función práctica su uso pues servía para beber acercando el agua a la boca del sediento o de tomar los alimentos.
Igualmente se dice que puede ser el símbolo de Venus pues representa la resurrección del peregrino que se despoja de todo lo malo.
Parte importante del Camino de Santiago son los hitos que marcan la dirección y la distancia. Se les conoce como mojones y son muy variados pero todos vienen a indicar lo mismo. Muy característicos son los de granito con la vieira esculpida y la flecha orientativa aunque la dirección siempre la marca el nacimiento de la misma, sólo hay que saber ese detalle para orientarse con facilidad.
La Calabaza es otro elemento imprescindible dentro del camino y que recoge una tradición venida desde el Medievo pues se solían colgar del bordón o cinturón y lo que contenía la misma era agua o cualquier otro líquido reconstituyente así como servía de eventual «nevera» que mantenía frescos los mismos.
El bordón es un bastón de madera que es muy útil para apoyarse en los caminos más dificultosos. Sirve, igualmente, para colgar la típica concha o vieira así como la calabaza ya mencionadas. Es un elemento clásico que nunca debe faltar dentro del Camino de Santiago.
El Año Santo o Jubilar que está muy relacionado con la tradición judeocristiana y que es de simbología espiritual pues era cada 50 años y se ganaba el perdón de los pecados. Existen los años Santos Ordinarios que son los años en los que el día de Santiago (que es el 25 de julio) coincide con un domingo y están los Extraordinario que son los que le Papa convoca con un motivo especial.
El Botafumeiro es uno de los atractivos principales de la Catedral de Santiago de Compostela y todo un espectáculo verlo junto a la plaza del Obradoiro o el Pórtico de la Gloria. Parece que su origen lo encontramos en el siglo XII con la tradición de introducir el turibulum magnum en las misas. Sus proporciones son enormes y tenía una función litúrgica que no aromatizante como también se dice.
Pesa más de 50 kilos y los encargados de moverlo son los tiraboleiros. Ver como se balancea de un lado a otro es un espectáculo que puede verse el 25 de julio y el domingo de Resurrección.
Más significados y claves
La Compostela no debe llamársele «la compostelana». Es el certificado acreditativo que se otorga a aquel que ha logrado alcanzar la capital gallega por uno de sus trazados, por una de sus rutas. Tenemos que encontrar su origen en el siglo IX y X cuando se ideó un documento nominativo que identificara a los peregrinos a la par que se le conceden privilegios para hospedarse en la ciudad. Para conseguirlo se debe recorrer un mínimo de 100 kilómetros a pie o 200 si se hace en bicicleta por alguno de los caminos oficiales que hay hasta llegar al destino final.
La credencial es una especie de pasaporte donde se recogen los datos personales del peregrino con una serie de recuadros donde se estampa el sello del sitio dando fe que se ha pasado por ese punto de la ruta jacobea. Hay que prestar siempre atención a las flechas que nos deben llevar a la Oficina del Peregrino y solicitar el sello correspondiente.
El Códice Calixtino es considerado como el primer manuscrito que se una guía del Camino de Santiago. No se sabe quién fue su autor aunque se le imputa al monje Aimery Picaud. Igualmente tiene todo tipo de consejos, puntos de interés, dónde hospedarse, textos litúrgicos, gestas y otros hechos que son importantes.
Durante mucho tiempo estuvo en los muros de la Catedral aunque tuvo ya un auge importante a partir del siglo XIX.
Son algunos de los símbolos del Camino de Santiago, elementos importantes que nos dicen que estamos en la ruta importante, espiritual e íntima, de un recorrido de conocimiento y de signos ocultos, de clave, de cultura, de fe. El caminante no sólo recorre kilómetros en busca de lo ignoto, lo hace en un recorrido de conocimiento interno, de reflexión, de autoayuda y, sobre todo, intimista en el que aprende el significado y el valor de cada paso que va más allá del simple caminar.