En ocasiones los mal llamados juegos esotéricos pueden dar lugar a sorpresas ingratas, máxime cuando tienen poco de juego y mucho de componente psicológico y, a veces, paranormal.
Ouija y contacto con el más allá
Es lo que le va a ocurrir a un grupo de amigos de San Fernando que, aprovechando la ausencia de los padres de uno de ellos en casa el fin de semana pide permiso a estos para que unos amigos pasen la noche allí. Hablamos de un grupo de amigos con edades entre los 17 y 19 años. La jornada discurrió con normalidad «en lugar de salir a dar una vuelta pues nos vinimos a casa, pedimos unas pizzas y decidimos ver una película en la televisión, algo tranquilo. Nos decantamos por «Ouija», no sé, nos dio por ahí. La película nos dejó impactados y entonces Miguel comenzó a contar cosas que le había pasando a otros amigos suyos, bueno de su hermana, por jugar una ouija. Nosotros nos reíamos porque era todo como muy peliculero. La cosa es que Miguel dijo que podíamos hacer una ouija, pensé que el resto diría que no pero todos quisieron y a mí me daba igual. Nada, cogimos unos papeles y los pusimos con sus letras en la mesa y cogimos un vaso. Pusimos los cuatro un dedo encima del vaso y Miguel hizo una especie de invocación que se inventó sobre la marcha. Las risas te puedes imaginar» decía nuestro testigo.
«No quiero que se sepa mi nombre ni nada porque la gente suele atar cabos y se puede saber quién soy o que mis padres se enteren» subrayaba, «puede contar mi experiencia pero nada más», en previsión de problemas que pudiera tener él o sus amigos debido a este “juego” que hicieron y del que se arrepienten por lo vivido.
Momento aterrador
«Entonces, pensando que aquello no se iba a mover ni nada pues pasó que se comenzó a mover, y nos miramos todos, yo les dije «lo estáis moviendo vosotros, ¿verdad?» pero el resto tenía la misma cara de asombro que yo. Entonces Miguel siguió preguntando y dijo: «¿Eres el familiar de alguien de aquí?» y respondió que «si», le preguntamos por quién y dijo el nombre de otro amigo, le preguntamos el parentesco y nos dijo que era la tía, su tía. Él se puso serio y dijo que «esto no tiene gracia, y menos con mi tía que se ha muerto hace unos días» pero todos le dijimos que nosotros no sabíamos eso. Entonces la situación se puso un poco más tensa. Él comenzó a preguntar cosas muy concretas, nombre de sus primas y similar que sabía que no sabíamos y aquello respondía correctamente. Le dio miedo y dijo «vamos a dejarlo ya» y Miguel dijo que había que cerrar la sesión. Entonces al cerrar la copa deletreó «estoy con vosotros» y sentimos como mucho frío en el salón y luego sentimos como unas pisadas, entonces vimos, en el contraluz, una silueta de mujer en la puerta, sólo era eso, una especie de sombra allí que duró un par de segundos como mucho y desapareció, fue tremendo, nos asustamos muchísimo» concluía nuestro testigo.
¿Qué sucedió en casa de este chico? Pues el desconocimiento de un juego esotérico, de contacto, el fallecimiento reciente de un familiar -aunque estuvieran en una casa ajena- y la energía que ello mueve que dirían los parapsicólogos y que hace que, en ocasiones, este tipo de hechos puedan materializarse para sorpresa de los participantes de esta ouija improvisada que tenía más de experiencia de vasografía. A veces no es bueno jugar con lo que no se conoce.