Su nombre es María Berta Rodríguez y su caso es impactante pues habría resucitado. Tiene 77 años y su muerte fue certificada por los médicos mediando un parte oficial de ello.
Certificado de fallecimiento
Padecía del corazón y de diabetes, de hecho había sufrido una intervención cardiovascular. En el momento de su muerte desayunaba en la cocina de su hogar cuando se sintió indispuesta, comenzó a sudar «frío» y a marearse, el color de su piel bajo a un blanco mortecino.
Su hijo, Kiko García, en La Voz de Galicia, decía: «Empezó a sudar, a ponerse blanca y le dio como un mareo. Pensamos que era una bajada de azúcar, pero como cada vez iba a peor, pulsamos el botón que tiene de la Cruz Roja (servicio de teleasistencia)”.
Al llegar la ambulancia a su casa los médicos comprobaron que no reaccionaba y no tenía constantes vitales, no tenía pulso ni tensión. Estaba fría y los labios con el típico «amoratamiento cadavérico».
Los sanitarios poco pudieron hacer salvo certificar la muerte. Se le preguntó si quería que la ambulancia trasladara al cadáver al hospital pero Kiko García dijo que no, que llamaba a la funeraria.
Vuelta a la vida
El hecho sobrecogedor llegaría poco tiempo después: «Estaba muy fría, estaba muerta, no le funcionaba nada» pero «empezó a moverse y nos quedamos todos acongojados, no dábamos crédito. Al principio, no hacía nada, pero poco a poco fue empezando a respirar y a reaccionar, y de camino al hospital ya comenzó a hablar y a decir su nombre”.
Rápidamente se trasladaron al hospital donde los médico dictaminaron que había sufrido un síncope que a poco estuvo de acabar con su vida.
Un «milagro» que puede ser entendido como un error médico o, simplemente, como un regreso a la vida que, de momento, no podemos explicar.