La Coordinadora de Trabajadores del Metal Bahía de Cádiz, que engloba a trabajadores del metal de la Bahía de Cádiz unidos contra la precariedad laboral y en lucha por un salario y trabajo digno, ha publicado en redes sociales una carta abierta dirigida a los trabajadores y trabajadoras de Airbus y sus subcontratas.
El escrito es el siguiente:
«La buena o la mala suerte, es la constante indefinida en la fórmula de la mayoría de las cosas que hacemos en la vida. Siempre está ahí aunque nunca actúe de la misma manera. A veces incide mucho y otras veces pasa desapercibida. El sábado 10 de abril, amaneció soleado y no pegó fuerte el levante, en esto nada más incidió la suerte, en el día que la gente de la Bahía volvió a echarse a la calle para reivindicar trabajo digno para su industria.
Más de 6.000 personas nos echamos a la calle en la manifestación más anárquica y plural de nuestra historia reciente y convertimos la avenida en una fiesta de la clase trabajadora. Y esto no ocurrió ni por suerte ni por mala suerte, ocurrió porque hubo mucho trabajo y organización.
El camino hacia el día 10 de abril puede que fuera aún más importante que el destino porque se dejó claro cómo un pueblo no necesita de la oficialidad para organizarse y como todo lo que nos dicen que está muerto, que pertenece al pasado, se activa cuando se suman elementos que siempre han estado ahí pero que olvidamos o nos lo han hecho olvidar: solidaridad, generosidad, sinceridad y valentía y la suficiente inteligencia puesta al servicio de las cuatro anteriores. Ingredientes sencillos y mensajes contundentes en los labios de los únicos mensajeros posibles: los y las trabajadoras.
El camino del 10 de abril nació en el pequeño local de Barrio Abierto (no se llama así por casualidad ), la confluencia sindical de la Bahía apoyó, como siempre, la propuesta de movilización de la CTM y se empezó a trabajar con una idea clara: exigir una reindustrialización cargada de derechos. La poca carga de trabajo en los astilleros, los incumplimientos constantes de convenios y el gran problema que ya se veía venir en Airbus Puerto Real, eran razones, por sí solas, más que suficientes.
La asamblea conjunta de trabajadores de Airbus y de Navantia, de contratas sobre todo, fue una de las claves. Un puñado de trabajadores hicimos lo que deberían de haber hecho los comités, un llamamiento sincero a la unidad. Dejamos de ser trabajadores de la aeroespacial o naval para ser trabajadores del metal, para más tarde, panfleto en mano y explicando a la gente lo importante que es para todos la industria, pasar de ser de trabajadores del metal a clase trabajadora de la Bahía.
En el camino del día 10, los organizadores, confluencia y CTM, entendimos que la generosidad de todos los que se habían acercado a ayudar, tenía que ser devuelta y las siglas desaparecieron para que luciera la clase trabajadora sin apellidos. El posible cierre de Airbus Puerto Real hizo que «una reindustrialización cargada de derechos» se complementara con «lucha o exilio». Carteles diferentes y panfletos diferentes pero una misma cita. Gente de la naval, de la aeroespacial, del comercio, hostelería, enseñanza… y mucha pluralidad para que cupiésemos todos.
EL CAMINO DEL DÍA 10 ES EL CAMINO
La organización es fundamental pero no deja de ser aún nuestra asignatura pendiente. Los trabajadores y trabajadoras desde la reflexión interna y profunda tenemos que saber leer los contextos en los que nos encontramos y tener claro que somos en sí y que somos dentro de un todo. Dar un paso adelante y dirigir nuestras guerras concretas o permanecer a la expectativa y estar disponibles a ser dirigidos.
El contexto del día 10 hizo que trabajadores de la industria diéramos un paso adelante y dirigiéramos nuestra guerra concreta avalados por compañeros de otros sectores, comerciantes, limpiadoras, estudiantes que supieron ver que sin ser su guerra concreta, tenían que apoyar sin excusas porque sabían que forman parte de un todo que se llama clase trabajadora.
La CTM tenemos claro que 3.000, por lo menos, de los 6.000 que nos reunimos el día 10, no eran trabajadores de la industria ni les iba la vida en ello. Como decía la compañera limpiadora, megáfono en mano, en la Plaza de Jesús : «!Ni trabajo en el metal ni soy ni hija ni madre de trabajadores del metal… pero aquí estoy!»
¡Ese aquí estoy!, ese aquí estamos de gente que no tiene que ver nada con la industria, es el mensaje más contundente de una movilización llena de enseñanzas. Y ese mensaje es el que nos deja claro que además de estar en el puente, tenemos que estar en otros puentes y en otros contextos poniéndonos a disposición de nuestros compañeros de clase.
Por eso desde la CTM, como trabajadores de la naval y offshore que somos, tenemos la oportunidad y por ello, invitamos a los compañeros de la aeroespacial a celebrar el día 1 de mayo con toda la clase trabajadora de la Bahía para así devolver todas las muestras de apoyos que hemos recibido históricamente y que posiblemente no hemos sabido agradecer lo suficiente.
El 1 de mayo es la lucha de todos porque desgraciadamente, con covid o sin covid, la mayoría de los sectores laborales vivimos precarizados y no hay familia que no tenga «un cierre de Airbus particular en su casa».
El próximo sábado, los salvajes del puente que echamos el corazón por la boca, marcharemos por los barrios obreros reclutando a la gente de la calle para que unidos en la igualdad, convirtamos la Bahía, en la irreductible aldea de la gente de la calle que defienden su tierra sin más patrón que sus conciencias».
«Una sola clase, una sola lucha», concluye la misiva.