CÁDIZDIRECTO/J.L.P.- En plena polémica sobre el planteamiento del Ayuntamiento de cambiar el nombre del Estadio Ramón de Carranza para cumplir con la Ley de Memoria Histórica que adelantó CádizDirecto, la figura del que fuera en dos épocas diferentes alcalde de Cádiz y que le da nombre a la instalación deportiva (y a una avenida de la ciudad) sigue siendo una desconocida para la mayoría de las gaditanas y los gaditanos. Así lo indica el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz y doctor en Historia, José Marchena, quién afirma que «de la figura pública de Ramón de Carranza se sabe poco y lo que se sabe está idealizado».
Marchena indica que la vida pública de Ramón de Carranza tiene al menos tres etapas diferenciadas. Una primera en la que siendo oficial de la Marina, en la etapa Restauración, se presentó incluso como diputado por el distrito de Algeciras en la primera década del siglo XX. «Pertenece a una familia burguesa y de cierto nivel social y económico y prestigio en Cádiz en el que apoyar su peso y habilidades políticas», añade.
La segunda etapa coincidiría su primera etapa en la Alcaldía, entre julio de 1927 y el 14 de abril de 1931, cuando se negó a entregar la Alcaldía a la República después de haber formado parte de la candidatura que ganó en aquellas municipales del 12 de abril. «Entra un poco en consonancia con política de la dictadura, populista, destaca obras públicas…«, resume el historiador, que cita como obras paradigmáticas de esa época el Edificio de Correos, o el Hotel Atlántico. «Son actuaciones que representan la imagen que se tiene de él, por esta etapa de luces. Luces entrecomillas», afirma.
Y es que Marchena adelanta que «en breve se va a presentar una tesis doctoral que levanta sombras sobre esa imagen de alcalde grande, bueno, generoso, que hace muchas obras, que hace bien… Pero hay mucho que hace oscuramente«. El historiador indica que el también profesor Rafael Ravina en sus tesis doctoral va a demostrar que «Ramón de Carranza, con otros apellidos importantes de la ciudad inició, en esos años de finales de la década de los 20 del siglo XX y que mantuvo en los 30, una operación de especulación inmobiliaria en la zona del Paseo Marítimo, con la compra, casi simbólica, del metro cuadrado de unos terrenos aprovechando su situación privilegiada y en los momentos más duros de la ciudad, en la posguerra, venderlos para el crecimiento de la ciudad y ampliar su fortunas, en este caso la de la familia Carranza».
Además, el profesor de Historia Contemporánea afirma que «su gestión como alcalde dejó una situación de déficit presupuestario, con préstamos con empresas catalanas y una deuda galopante». «En su vinculación política con el régimen no fue precisamente una hermana de la caridad, se benefició bastante personalmente», añade.
La tercera etapa de la vida pública de Ramón de Carranza coincide con su última etapa de vida y es en la que se basan los argumentos para plantear el cambio de nombre del estadio en virtud de la Ley de Memoria Histórica. «Cuando el levantamiento fascista el 18 de julio, Cádiz en dos días quedó controlada por el Ejército, ya que la resistencia de los republicanos y los obreros fue leve, y Carranza se puso a disposición de los golpistas y pasó a ser el alcalde accidental«.
Ahí llega uno de los pasajes más rocambolescos de la historia de Ramón de Carranza. «Estaba en Sevilla el 18 de julio y a los pocos días del levantamiento voló hacia Cádiz, donde se produjo el aterrizaje en la Playa de la Victoria de su avioneta y pasó en seguida a ser el alcalde accidental», narra el historiador. El profesor universitario hace hincapié en que «coge las riendas de Cádiz forma simbólica. Buscaban una persona representativa de las fuerzas vivas de la ciudad y él, que en las últimas elecciones se presentó en la candidatura de derecha, junto a José María Pemán entre otros, está muy situado en una opción de derecha y se decanta por el bando nacional».
Se le atribuyen multitud de informes contra socialistas, anarquistas y casi todo el que se opusiera a las fuerzas rebeldes, así como su su presencia en fusilamientos. Marchena ni confirma ni niega estos extremos pero es tajante al afirmar que «es innegable que forma parte de esa causa del 18 de julio y no es baladí que es el alcalde accidental» hasta su muerte el 13 de septiembre de 1937 (no de 1936 como por error señalan algunas fuentes).
Marchena concluye indican que «el deber de un historiador es valorar y describir; la interpretación es en su justa medida». «Fue una persona vinculada con opciones políticas de derecha, implicada con el 18 de julio con todo lo que ello supone; una persona influyente en distintos cargos época de Primo de Rivera y que logró beneficiarse y lucrarse de su posición. En los años 40 del siglo XX, su familia heredera de esa operación inmobiliaria injusta cuando la población pasaba por uno de los momentos más duros de su historia, unos momentos de subsistencia». Ese es el resumen que hace de la figura de Ramón de Carranza y Fernández de la Reguera el profesor de Historia Contemporánea de la UCA, José Marchena.