Los aficionados a la astronomía, como cada año, tienen el mes de agosto marcado en rojo en el calendario.
Llega la hora de la lluvia de estrellas de las Perseidas, también conocidas como Lágrimas de San Lorenzo.
Generalmente las perseidas pueden verse desde el 17 de julio hasta el 24 de agosto, si bien las estrellas fugaces alcanzan su máxima actividad (hasta 200 meteoros por hora) en las noches del 11 al 13 de agosto.
El 2022 no va a ser el mejor año para contemplar las Lágrimas de San Lorenzo, ya que la máxima actividad de los cometas se producirá el 12 y 13 de agosto, coincidiendo con la luna llena, que dificultará la observación de la lluvia de estrellas fugaces.
LAS PERSEIDAS
Las perseidas parecen venir de la constelación de Perseo. Se producen por el reguero de gases, polvo y escombros que arroja al espacio el cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862.
Cada año en agosto el planeta Tierra cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992, señalan desde el Observatorio Astronómico Nacional. Dicha órbita está repleta de partículas pequeñas, liberadas por el cometa en pasos anteriores. Cuando una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa, entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura.
Las perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte en pleno verano. Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo.
Para ver la lluvia de estrellas de las Perseidas no es necesario ningún instrumento óptico como telescopios o prismáticos. Lo recomendable, eso sí, es desplazarnos a un lugar oscuro y en el que existan pocos obstáculos como edificios, árboles o montañas. Para una observación más completa y cómoda, se recomienda mirar al cielo tumbado, mirando en la dirección opuesta a la posición de la Luna.