La pandemia de coronavirus, durante el tiempo que no ha habido clases, trasladó el acoso escolar a las redes sociales. Así lo asegura el 88% de los padres y de los educadores. Coronitas han llegado a llamar a los niños que han tenido el coronavirus.
El 73% de los padres y el 54% de los profesores creen que los centros educativos suelen tratar de ocultar este tipo de caso de acoso, también llamado bullying (acoso físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a un alumno sus compañeros), para tratar de evitar dar una imagen negativa de los mismos.
Totto, marca de mochilas y complementos, junto con Educar es Todo, comunidad cuyo objetivo es colaborar con padres y madres en su labor educativa, han presentado este jueves el II Estudio sobre la percepción de la sociedad española sobre el acoso escolar.
Se trata del primer estudio sobre el tema que incluye la opinión de niños y jóvenes realizado después de los grandes cambios que la pandemia de coronavirus ha acelerado en la educación, como la digitalización y la escolarización en casa.
Los protagonistas del bullying toman así la palabra para hablar de su experiencia y percepción de estas situaciones en el entorno educativo, así como también lo hacen sus padres y los profesores.
RNE, tras darse a conocer este jueves los resultados de ese estudio, ha hablado con el padre de un niño que sufre acoso escolar en un colegio de Cádiz.
El padre se llama José Martín. Su hijo tiene ocho años y sufre de una cardiopatía que le produce problemas de psicomotrocidad. «Ahí vinieron los primeros casos. Le llamaban gordo porque no podía correr. Tuvo que quitarse de las actividades extraescolares porque perdió la autoestima. Sentía que no valía para lo que estaba haciendo», explica con dolor e impotencia José.
Este padre denuncia que no ha recibido ninguna ayuda del colegio. «Lo tapan, dicen que no es acoso». Y confiesa que están intentando que su hijo recupere la auotestima a través del taekwondo.
«Vivimos un infierno cuando el niño tenía tres meses debido a que sufrió una parada cardiaca. Y este infierno que está viviendo en el colegio es peor», lamenta el padre.
«Le llegaron a anular, no tiene ni un hobby, siente que no vale para nada, que es inferior a sus compañeros. Le levantaban la camiseta y le señalaban la cicatriz, le pegaban…», explica contando el acoso al que era sometido su hijo.
«Nos enteramos del acoso por una amiga del niño, no por él», explica.
«Pensamos en cambiar de colegio, pero al final siempre pensamos que el remedio puede ser peor que la enfermedad y ahí seguimos», añade.
Y va a más con las críticas al colegio, del que no ha trascendido el nombre: «El colegio no ayuda en nada. Protegen más al acosador que al acosado. El director nos dijo que iba a abrir un falso protocolo de bullyng… un falso protocolo«.
«No ocurre sólo con mi hijo, hay más casos que se silencian. La maestra dice que no pasa nada, que eso no es acoso, que son niños… incluso se intenta que el tema no llegue a las casas», concluye.