El segundo teatro más grande del Imperio Romano estaba en Cádiz

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Cádiz tiene una gran Historia, una de las ciudades más antiguas de Europa y con vestigios de muchas de las civilizaciones que pasaron por esta tierra. De entre esos vestigios siempre hay algunos que nos hacen recordar su pasado y hoy miramos hacia atrás para revivir el esplendor de Roma y su Imperio.

Quizás uno de los máximos exponentes de ese esplendor es, precisamente, su viejo teatro romano, puede que para muchos -ajenos a esta tierra- resulte desconocido pero los gaditanos saben bien que es una huella imborrable que está para recordar aquellos tiempos de gloria en el que la vieja Iberia era el granero de Roma.

Teatro desaparecido

Es uno de los hallazgos más impresionantes que se hicieron en la ciudad pertenecientes a esa época y que se ha conservado -en mejor o peor estado a tenor de la condiciones y el tiempo transcurrido- pero que, desde luego, resulta mágico y evocador. Su historia es realmente curiosa pues se descubrió por casualidad.

Hay que remontarse casi 40 años atrás para un día de 1980 encontrar su vestigio. El teatro romano estuvo mucho tiempo «desaparecido», principalmente por haber construcciones de épocas más recientes sobre él pertenecientes a periodos tales como el musulmán o del Medievo. Sobre él se encontraba el viejo -y ya desaparecido- Castillo de la Villa u otros edificios del Pópulo, en una zona de amplia tradición romana.

La Posada del Mesón, una parte de la recordada como Catedral Vieja o la más «contemporánea» Fundición Vigorito.

Edificado en el siglo I a.C. era parte de aquellas construcciones públicas tan características del Imperio, de esa época también se gozaba en la ciudad de un anfiteatro que estaría ubicado en el barrio de Santa María y obra de Lucio Cornelio Balbo «El Menor».

Dimensiones colosales

El teatro es una construcción notable, muy semicircular o en «herradura» muy del gusto griego que también pisó la «tacita de Plata». Tiene un diámetro de más de 100 metros (120 metros), constituyéndose como uno de los más grandes de todo el Imperio, hasta ahí llegaba la importancia de la ciudad que se mide en este tipo de monumentos.

Podía albergar a 20.000 personas, algo elevadísimo, teniendo en cuenta que la ciudad tenía 50.000 habitantes. Estaba construido en hormigón, el material más sólido con el que se edificaba en Roma y que fue mejorado (la fórmula) en Andalucía. Tenía muchas partes en mampostería y sillares de la típica y muy gaditana piedra ostionera. Como todo este tipo de construcciones se adaptaba perfectamente a su entorno natural haciendo que su acústica fuera espectacular.

En las gradas además se escenificaba perfectamente lo que era la gradación social de la época donde el populacho ocupaba la summa cavea que se identifica con la zona superior, la más alta; los nobles, aristócratas y autoridades ocupaban la parte más baja y, por tanto, era la de mejor visión, la ima cavea y la orchestra. Se podrían destacar o describir todas las partes del teatro pero, en suma, la gradación de la sociedad se escenificaba en la grada.

Hay partes que están «tapadas» por las construcciones actuales como el pórtico trasero donde deja su huella el barrio de El Pópulo. Como si se un estadio moderno de fútbol nos encontramos que las salidas eran vomitorios y estaba perfectamente planificado para la salida y entrada de público.

En tiempos de Alfonso X «El Sabio», en el siglo XIII, se edificaron edificios y ese «tapar» la edificación sirvió para conservarlo mejor, aunque parezca paradójico. Sólo el teatro de Córdoba superaba a este y es el más antiguo de toda España y el segundo más antiguo del Imperio Romano por detrás del Teatro de Pompeyo en la capital del Imperio.