¿Ha escuchado alguna vez esa afirmación que dice: «fumar un puro es más sano que fumar un cigarrillo»? Bien, si la ha escuchado y la pone en práctica debería saber antes una serie de datos de importancia para su salud.
Un puro tiene 400 veces más nicotina que un cigarrillo, la salvedad viene dada en que los fumadores de puros se tragan el humo en pequeñas dosis. Además los fumadores de puros no se «fuman el papel» y tienen una tendencia a no tragarse el humo -si saben fumar puros- estando así menos expuestos a cantidades de alquitrán y otras sustancias nocivas. O sea,
El fumador de puros tiene menor riesgo a padecer enfermedades derivadas de las sustancias acompañantes del tabaco, pero debe saberse que ello no exime de padecer otras en mayor medida.
Así atendiendo al poco o mucho humo que se trague, zonas como la boca y la garganta están expuestas al humo, este se disuelve en la saliva y se ingiere (teniendo 400 veces más nicotina que el cigarrillo). Estos fumadores (de puros o de pipa) corren el riesgo de padecer, en un mayor porcentaje de riesgo de padecer cáncer de boca, garganta y esófago.
Pero el cáncer de pulmón acecha al fumador de puros por exposición al humo secundario, más abundante en puros que en cigarrillos, este factor aumenta el riesgo de cáncer de pulmón -incluso en no fumadores- en un 20%. Los puros tienen niveles más altos de cancerígenos TSNAs y de alquitrán.
Todo ello conduce a padecer enfermedades relacionadas con el tabaco es sustancialmente más alto si los fumadores de pipa o puros aunque no ingieran esas otras sustancias tan nocivas que contiene el cigarro.
Así, la otra máxima de «fumar es malo para la salud» adquiere significación derribando viejos mitos que, como han leído, poco tienen de real cuando lo que está en juego es la salud.