El cambio horario no tiene un impacto significativo en el ahorro energético debido a los avances tecnológicos en iluminación LED, que consumen ocho veces menos energía que las lámparas tradicionales. Según el investigador Manuel Alcaraz del Instituto de Ingeniería Energética de la Universitat Politècnica de València (UPV), el pretendido ahorro energético es “casi imperceptible” desde el punto de vista de la economía, si se consideran los datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía de España (IDAE).
Se consume lo mismo
Cabe recordar que este próximo fin de semana se atrasará el reloj una hora y a las tres serán las dos de la mañana.
Los datos del IDAE sobre el cambio horario, los últimos referidos a 2015, hablan de una reducción del 5% en consumo energético al adoptar el horario de invierno. Sin embargo, habría que aplicar un consumo que disminuiría en ocho veces con la tecnología LED, cuyo uso se ha impuesto y es mayoritario en iluminación.
El experto considera que el impacto ha quedado desactualizado gracias a los avances que se han producido en la iluminación de bajo consumo. Hay que tener en cuenta que lo que no es consumido en la mañana se hace por la noche tanto en términos de industria, el transporte y en el ámbito residencial de las personas.
No hay ningún beneficio
El ahorro energético en alumbrado tuvo sentido durante la crisis del petróleo de los años 70, pero con las tecnologías disponibles actualmente, la iluminación es la partida que menos pesa en la industria en líneas generales.
Según el investigador Manuel Alcaraz del Instituto de Ingeniería Energética de la Universitat Politècnica de València (UPV), el horario de invierno y de verano tienen el mismo impacto en ahorro energético, pero quizá tendría “más sentido” adoptar el horario de verano por ser el que más se ajusta a la latitud de España.
Ajustar el horario a la latitud del país no es justificable como ahorro energético, pero mantener un criterio uniforme para toda la Unión Europea eso sería algo positivo de coordinación entre los diferentes países.
Alcaraz señala que modificar un hábito que lleva tiempo en marcha siempre cuesta, en alusión a la congelación de la decisión sobre suprimir el cambio horario de invierno y de verano, es partidario de tener el mismo horario durante todo el año pues no hay beneficios de ahorro en el cambio de hora.