Dicen que al día desaparecen quince especies de nuestro planeta y, por el contrario, aparecen otras quince, no es consuelo pero si es cierto que nos demuestra lo destructivo que puede ser el ser humano y lo que aún queda por descubrir en este planeta nuestro.
El último descubrimiento que se ha realizado es el de una abeja muy especial, una abeja que «tiene hocico de perro» o eso es lo que han comunicado un grupo de investigadores de la Universidad de Curtin en Australia, una abeja nativa que le han dado el nombre de Leioproctus Zephyr.
Descubrimiento casual
La abeja «con hocico de perro» fue descubierta en Perth, entre los matorrales, Kit Predergast la bautizó así en honor de su perro Zephyr pues tiene un clípeo que parece un hocico similar al de un perro.
Ha sido la revista Journal of Hymenoptera Research donde se ha publicado oeste trabajo y en el que el investigador dice: «cuando examiné por primera vez los especímenes que recolecté durante mis encuestas de doctorado para descubrir la biodiversidad de las abejas nativas en las regiones urbanizadas del punto crítico de biodiversidad del suroeste de Australia Occidental, me intrigó instantáneamente la cara tan inusual de la abeja».
La abeja no se parece a nada que se haya visto antes y no había coincidencia con ninguna especie conocida por lo que debía ser una nueva especie, así tocaba clasificarla quedando como perteneciente a Leioproctus, un género que a su vez pertenece la familia de abejas de yeso (Colletidae).
Rara y en peligro de extinción
«Al examinar la colección de entomología del Museo de Australia Occidental, descubrí que algunos especímenes de Leioproctus zephyrus se recolectaron por primera vez en 1979, pero nunca se describieron científicamente» decía Prendergrast.
El estudio de ADN emparento estrechamente a este insecto con otras especies de Leioproctus no identificados habiendo más de 300 especies en Australia y América del Sur: «Leioproctus zephyr tiene una distribución muy restringida, solo se encuentra en siete lugares en el suroeste de Australia Occidental hasta la fecha, y no se ha recolectado en su ubicación original. Estaban completamente ausentes de los jardines residenciales y solo presentes en cinco remanentes de matorrales urbanos que examiné, donde se alimentaban de dos especies de plantas de Jacksonia».
La abeja es una excelente polinizadora y por su extrañeza se considera que pudiera estar en riesgo de extinción.