/Es tradicional, en un día como el de hoy, tomar el tradicional ‘Roscón de Reyes’ rodeado de la familia, amigos y los más pequeños de la casa. Un dulce, o postre, que se ha hecho imprescindible y del que los maestros pasteleros hacen auténticas joyas gastronómicas.
Pero pocos son los que conocen el origen de tan sabroso dulce, protagonista de muchas mesas. Habría que remontarse a tiempos paganos para saber que el ‘Roscón de Reyes’ tiene su nacimiento hacia el siglo II a.C., por entonces se celebraban las llamadas fiestas paganas llamadas ‘Saturnales’, donde se celebraba que se salía de la oscuridad para comenzar un proceso de luz, eran en homenaje al dios Saturno, dios de la agricultura y las cosechas.
Entre las comidas que se preparaban para estas fiestas estaba un curioso pan que se rellenaba de miel, frutos secos, dátiles e higos, era en extremo sabroso y muy popular en las ‘Saturnales’ o ‘fiesta de los esclavos’.
Como otros muchos festejos no se pudo eliminar pese a que el cristianismo fue, tiempo más adelante, la religión oficial del estado y los cultos paganos no eran bien vistos. En el siglo III d.C. se introdujo el haba en el interior del pan como un símbolo de buena suerte, de la prosperidad y de la fertilidad. Se decía que «todo el que encontraba el haba en su porción de pan tendría prosperidad todo el año».
Con el tiempo las celebraciones paganas fueron despareciendo pero la costumbre del ‘pan del haba’ seguía vigente hasta que tomó la forma de una rosquilla grande y dulce que se tomaba justo en la Epifanía del Señor. La costumbre reapareció en Francia donde pasó a ser una tradición de la monarquía y la aristocracia, era común que las familias se reunieran y tomaran el postre jugando con quien sería el afortunado que descubriera el haba, así se conoció como ‘el Rey del haba’ (le Roi de la fave).
En el siglo XVIII un cocinero francés introdujo una sorpresa dentro del dulce para el príncipe Luis, futuro rey Luis XV, se trataba de una moneda de oro que pasaría a sustituir al haba y que era un premio más codiciado.
En España fue el rey Felipe V quien introdujo una variante: la moneda sería sustituida por un regalo en forma, normalmente, de figurita, y finalmente el haba tomo connotaciones más negativas pues a quién le tocara tendría que abonar el imposte del rosco.
A partir del siglo XIX se extendió la costumbre de tomar el ‘Roscón de Reyes’ en tal día, a quién le toca la figurita en su porción se le corona como ‘rey de la fiesta’ y al que le toca en ‘suerte’ el haba se le corona como ‘tonto del haba’ (origen del famoso insulto ‘tontolaba’) y debe de pagar el importe del mismo invitando al resto.