Sin dudas es uno de los acontecimientos más importantes que tiene Cádiz y que se vive de forma especial e intensa: los Carnavales. Toda una referencia nivel nacional e internacional que en el que destaca la originalidad, el Arte y la hospitalidad conjugado todo con las ganas de diversión.
El origen del Carnaval de Cádiz
El origen de los carnavales de Cádiz se hunde en siglos atrás, en el siglo XVI, cuando se recibía la influencia por vía marítima del Carnaval de Venecia. En el Mediterráneo se producía todo tipo de intercambios y relaciones comerciales y eso hacía que los mercaderes venecianos y genoveses tuvieran en esta parte del Mediterráneo a Cádiz como un puerto de referencia en una época en la que la amenaza otomana era realmente importante y que sumía a las más poderosas naciones europeas en continuas guerras.
Para tales fechas, las viejas fiestas saturnales, ya se habían transformado, en Venecia, en todo un espectáculo, de colores, de ambiente, de lujo. No obstante en Cádiz, por su pasado romano, también estuvieron presentes las saturnales y también en su lejano pasado se encuentran los vestigios de todo ello.
Se han vivido periodos tristes dentro de la Historia de la ciudad que, sin embargo, motivaron e impulsaron el Carnaval, como cuando exploraron las mimas del depósito de San Severiano y se permitió -por parte del gobernador- que se recuperaran los carnavales para dar alegría a una ciudad que vio como quedaban prohibidos durante la Guerra Civil aunque con las evidentes restricciones de la censura que, en muchas ocasiones quedaba burlada.
Realmente el Carnaval no ha perdido ese espíritu de burla en el que la sátira y la ironía está en cada letra y en la que la originalidad de los disfraces de pone de manifiesto en consonancia con aquello que se va a «cantar». El punto indiscutible de nuestros carnavales se encuentra en el Teatro Falla pero el verdadero Carnaval se vive en las calles.
No todo es lo mismo, hay que saber diferencias entre coros, comparsas, chirigotas o cuartetos. El primero de ellos se presenta el domingo primero de carnaval y siempre ha tenido su «base» en la plaza de Abastos aunque ya es variable donde los podemos encontrar. En las comparsas -quizás lo que más popularidad tiene- encontramos la nota festivalera y la originalidad, voces quebradas y delirio en las gradas. Las chirigotas ponen de manifiesto toda la agudeza de los compositores, el sentido del humor y decir mucho sin, a veces, verbalizar nada. Diferentes estilos, diferentes compositores, como se suele decir «para gustos los colores».
Las Cabalgatas son importantes y hay que conocer pues se hacen dos que se corresponden con el primer domingo de carnaval la primera de ellas y donde hay numerosos grupos disfrazados en un cortejo impresionante de colorido y originalidad. La segunda es la «Cabalgata del humor» que se hace el último domingo por las zonas históricas u en la que hay una gran cantidad de público disfrutando de ellas.
Hay otro «carnaval» que son aquellos que tiene un sentido popular y no son oficiales y que se pueden encontrar por las calles de la ciudad siendo de amigos y familiares, es la fiesta más íntima.
Más sobre su Historia
De toda la Historia hemos de recordar que esta fiesta tenía un marcado acento en el Imperio Romano cuando se celebraban las bacanales (Dios Baco), las saturnales (Dios Saturno) y las lupercales (Dios Pan), que tanto predicamento tenían. Con la llegada del Cristianismo se vuelven más austeras y casi en relación directa a la Cuaresma, sobre todo en la Edad Media cuando se imponía «un orden pasional del tiempo» en función de la tolerancia y ajustándose a la religiosidad del momento y a la moral, la carnalidad sobre la mesa moral y el significado de la carne. En Cádiz se recibe la influencia italiana, de Venecia y de Génova por los puertos y donde se asimiló perfectamente el disfraz, la careta ocultando la identidad o simulando aquello que se gustaría ser, las serpentinas y los papelillos.
De los primeros carnavales de Cádiz hemos de remontarnos al siglo XVI cuando ya se gastaban bromas en la ciudad y se tiene constancia de ellos a través de las Constituciones Sinodales de 1591 y los Estatutos del Seminario de Cádiz en 1596, teniendo ya una fuerte presencia en la ciudad.
En la carta del General Mencos fechada en Cádiz a 7 de febrero de 1652 se tiene constancia de la queja de los trabajadores del puerto en trabajar por estar en plana Carnestolendas que eran los Carnavales.
Igualmente en el siglo XVIII se tiene la prohibición de baile de máscaras ordenado en 1716 por la Corona y que afectaba a los Carnavales y que se burló como buenamente se pudo.
El Carnaval, en otros siglos, era una forma de «desquite» de la represión de la Cuaresma con un punto álgido tres días antes del «Miércoles de Ceniza» donde se permitían todo tipo de excesos y que hoy vivimos en un sentido más amplio y de tolerancia. Sea como fuere es la guía básica e imprescindible del Carnaval de Cádiz que todo buen amante de esta fiesta debe conocer.