El secretario del Metal de CCOO, Pedro Lloret.
El secretario provincial de Industria de CCOO, Pedro Lloret.

CCOO, tras el preacuerdo del metal: “Es un mal día para los trabajadores y un mal día para la provincia”

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El preacuerdo alcanzado entre UGT y la patronal FEMCA para la renovación del convenio colectivo del metal en la provincia de Cádiz ha abierto una profunda grieta sindical. Comisiones Obreras (CCOO), que hasta ahora compartía unidad de acción con UGT en la convocatoria de huelga indefinida y en la interlocución frente a la patronal, se ha desmarcado por completo del texto firmado esta medianoche.

Su secretario provincial de Industria, Pedro Lloret, ha sido contundente: “Es un convenio por nueve años que empeora las condiciones de las personas que trabajan, que empeora las condiciones de las personas que vayan a empezar en este sector, que aumenta las desigualdades, no solamente salariales, sino sociales”.

El rechazo de CCOO al acuerdo es frontal. Según ha explicado Lloret en un comunicado hecho público este lunes 24 de junio, el texto pactado entre la patronal y UGT supone, en su opinión, una pérdida de derechos históricos que habían sido conquistados a lo largo de años de conflicto y negociación colectiva.

“De un plumazo, se ha cargado todo lo conseguido en años de lucha”, ha lamentado el líder sindical, que califica la jornada como “un día triste para la clase obrera y un día triste para esta provincia”.

Uno de los elementos más criticados por CCOO es la duración del convenio, que se extiende hasta 2032, es decir, nueve años de vigencia. Este plazo, muy superior al del anterior acuerdo (firmado para dos años), es interpretado por el sindicato como una maniobra para inmovilizar la negociación colectiva durante casi una década y congelar la posibilidad de introducir mejoras sustanciales a medio plazo.

Además, Lloret denuncia que el nuevo convenio abre la puerta a formas de contratación con peores condiciones: el preacuerdo recoge un contrato específico para personas menores de 25 años, sin experiencia, con una retribución del 75 por ciento del salario base durante 18 meses. “Esto no es fomento del empleo, es precarización encubierta”, apuntan desde la organización.

CCOO también cuestiona la eliminación progresiva del plus tóxico, penoso y peligroso (PPTP), que pasaría a ser un complemento personal sin carácter universal, vinculado solo a determinadas condiciones laborales y con una implantación parcial hasta 2032. La organización considera que se desprotege a buena parte de la plantilla que actualmente lo percibe.

A estas críticas se suman otros sindicatos que han estado presentes en las movilizaciones. La Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) y la Confederación General del Trabajo (CGT) han expresado también su desacuerdo, subrayando que el preacuerdo no resuelve los problemas estructurales del sector, especialmente en la industria auxiliar, donde la temporalidad, la rotación y los contratos intermitentes son una constante. CGT ha lamentado que no se haya contado con todas las fuerzas sindicales implicadas y critica que el resultado final no responde a las demandas de las asambleas de trabajadores.

La fractura sindical ha tenido ya consecuencias visibles. La industria auxiliar del metal ha protagonizado este lunes una nueva jornada de protestas, con cortes en la Carretera Industrial de Cádiz y asambleas espontáneas en distintos puntos de la Bahía. Desde primera hora de la mañana, delegados y trabajadores han expresado su oposición al acuerdo alcanzado por UGT, mientras Comisiones Obreras se mantiene firme en su rechazo.

Aunque el acuerdo aún debe ser ratificado por la asamblea de delegados de UGT, lo cierto es que la división entre los sindicatos mayoritarios marca un nuevo escenario. Mientras la patronal lo presenta como un acuerdo equilibrado que garantiza la paz social durante nueve años, desde CCOO lo ven como una “rendición” a los intereses empresariales, que no tiene en cuenta la realidad de miles de trabajadores de la provincia.

Lloret ha querido lanzar un mensaje directo a las plantillas: “Seguiremos peleando. Esto no se ha terminado. La lucha continúa porque no podemos aceptar este retroceso”. Con un clima de malestar creciente y nuevos focos de tensión en los centros de trabajo, todo apunta a que el conflicto del metal en Cádiz, lejos de resolverse, entra ahora en una nueva fase, marcada por la desconfianza, la movilización desde abajo y la ruptura de la unidad sindical que había sostenido hasta ahora la negociación.