Denuncian el cierre de los comedores sociales en días festivos que dejó a las personas sin hogar sin comida caliente en Cádiz
Despertares alerta de que, durante el Puente de Diciembre, los comedores María Arteaga y Virgen de Valvanuz permanecieron cerrados sin alternativas
Durante el Puente de Diciembre, Cádiz ha vuelto a evidenciar una de sus heridas más persistentes: la falta de atención continuada a las personas sin hogar. Así lo ha denunciado la Asociación Despertares, que ha recordado que ya ocurrió algo similar en Carnaval, cuando las personas sin hogar estuvieron también tres días sin este servicio, o en el mes de agosto.
Los comedores sociales María Arteaga y Virgen de Valvanuz, ambos vinculados a órdenes religiosas o al Obispado de Cádiz y beneficiarios de subvenciones municipales, permanecieron cerrados tres días consecutivos, dejando sin comida caliente a decenas de personas que dependen de ellos a diario.
La Asociación Despertares, presidida por Carlos Sánchez Grimaldi, alerta públicamente de la situación. “Estas personas se han llevado tres días sin comer caliente, y por la noche muchos sufren agresiones. Es indignante que se cierren esos comedores y nadie se moje”, declaró el portavoz, que exige al Ayuntamiento de Cádiz que actúe y garantice que, en días festivos, los servicios esenciales sigan activos.
Y no es la única voz que se queja. Son muchas las personas sin hogar que lo hacen. Como Juan Jorge, una persona sin hogar que vive en el centro de Cádiz, que señala que “nos dejaron tirados. Todos los comedores cerraron y nadie daba comida”.
“Gracias a Carlos de Despertares y al vocal de caridad del Nazareno de Santa María, que nos trajeron platos calientes. No entiendo por qué nos ayudan de lunes a viernes y nos olvidan los fines de semana o los festivos”, se queja esta persona.
El testimonio de Juan Jorge resume una realidad repetida. En Carnaval ya se vivió una situación similar: los comedores cerraron, primero ofreciendo bocadillos y después ni siquiera eso. Colectivos como Nadie Sin Hogar y Personas Sin Hogar con Derechos denunciaron entonces que “no se puede consentir que la gente deje de comer por fiestas o vacaciones”.
En agosto, el cierre estival de los comedores motivó una movilización vecinal en la calle María Arteaga. Vecinos del barrio organizaron una olla común donde se sirvieron gazpachos, ensaladas y guisos calientes. “No es caridad, es justicia”, dijeron entonces.
Despertares reclama que el Ayuntamiento habilite un dispositivo estable: abrir los comedores con vigilancia policial, o contratar un catering de emergencia. También piden que el Obispado asuma su parte de responsabilidad. “Si los comedores están subvencionados, deben garantizar el servicio. No vale cerrar y callar”, sostiene Grimaldi.
Despertares lamenta el “silencio administrativo” y advierten que si es necesario elevarán de nuevo el caso al Defensor del Pueblo Andaluz, como ya ocurrió en verano.