El cielo amaneció con nubes amenazaforas entrando en Cádiz mientras la marea estaba baja. La playa, escenario del caos vivido durante el Día del Rosario, permanecía sin bandera visible.
Imagen de la playa de Santa María del Mar tomada la mañana de este 8 de octubre, un día después de los rescates. Foto: José Luis Porquicho Prada.

Día del Rosario caótico en Santa María del Mar: sin bandera de peligro y con rescates durante cinco horas

Testigos denuncian la falta de medios y planificación pese a las promesas del Ayuntamiento de Cádiz

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Este 7 de octubre, jornada festiva por el Día de la Virgen del Rosario, la playa de Santa María del Mar vivió una autentica jornada de caos y sustos constantes. Entre las 12:00 y las 17:00 horas, varios bañistas tuvieron que ser rescatados en esta playa, donde, pese al fuerte oleaje y las corrientes de retorno, no ondeaba ninguna bandera que advirtiera del peligro.

Un episodio, una jornada entera casi, que, según relatan quienes estaban allí, pudo acabar en alguna tragedia que ya se ha vivido recientemente en esta playa, que tiene peligrosas y a veces traicioneras corrientes. Testimonios de personas que presenciaron lo ocurrido lo describen como unas escenas y una jornada “caótica” y “evitable”.

Testigos presenciales relatan que la sucesión de rescates —algunos a nado y otros con embarcación— puso a prueba al reducido retén de socorristas presentes. Los socorristas de guardia tuvieron que lanzarse al agua en repetidas ocasiones para rescatar a los bañistas, en una jornada con fuerte oleaje y sin señalización visible del peligro.

“No había bandera de aviso ni personal suficiente para controlar una situación así”, denuncia un ciudadano habitual de la playa. “Es vergonzoso”, concluye su reflexión este habitual de la playita.

El episodio comenzó cuando una turista extranjera fue arrastrada por la corriente hacia el espigón. Algunos bañistas intentaron socorrerla sin éxito y terminaron siendo también auxiliados. Una surfista se sumó a la ayuda inicial, pero las condiciones del mar obligaron a los socorristas a intervenir.

“Hubo momentos de tensión real. Desde la orilla se veía cómo la corriente tiraba de todos hacia dentro”, describe otro testigo. Durante el resto de la tarde, los rescates se repitieron: personas atrapadas por las corrientes con el agua por el pecho o la cintura, agotadas por la fuerza del mar y el pánico.

Pese al riesgo evidente, no se había izado bandera alguna, porque oficialmente la temporada baja de playas concluyó el 30 de septiembre. Sin embargo, las altas temperaturas del festivo, que superaban los 28 grados, atrajeron a decenas de bañistas y turistas al mar. “No hacía tiempo de otoño, hacía tiempo de verano. Y si hay socorristas en la playa, no puede ser que no haya ni un sistema para avisar del peligro”, lamenta el testigo.

La situación contrasta con el compromiso que el Ayuntamiento de Cádiz, a través del concejal de Playas, José Carlos Teruel, había anunciado el pasado 17 de junio. Aquel día, el consistorio presentó una ampliación del servicio de socorrismo y salvamento para adaptarse a la afluencia constante de usuarios durante todo el año.

Teruel prometió que Cádiz contaría con un retén activo en las playas los doce meses, además de una reorganización del calendario de cobertura, eliminando la temporada baja a partir de 2026.

Sin embargo, el anuncio fue recibido con reservas por parte de la oposición municipal. El PSOE calificó el plan como “un anuncio vacío” y alertó de que no había garantías ni recursos suficientes para sostener la medida. Desde Adelante Izquierda Gaditana, se acusó al edil de “dar titulares sin planificación real” y de incumplir compromisos anteriores. Cuatro meses después, lo ocurrido en Santa María del Mar parece dar la razón a esas advertencias.

Fuentes del propio servicio de socorrismo admiten que el dispositivo actual cubre parte del litoral gaditano fuera de la temporada alta, pero que la coordinación y los medios son limitados. “Hay buena voluntad, pero falta estructura”, apuntan.

Mientras tanto, en la playa, los ciudadanos que presenciaron los rescates coinciden en una idea: el riesgo más que real de una tragedia pudo haberse evitado con una simple bandera roja. “La gente se mete al agua porque no ve peligro, pero la corriente tira fortísimo junto al espigón. La playa estaba llena de familias, muchos no sabían reaccionar”, explica uno de los testigos.