El día que el general Varela llamó cabrón a un ministro de Franco

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Cuando aquel 18 de agosto Cádiz amaneció, lo hizo como un día cualquiera. Sin embargo la tragedia se cerniría sobre nuestra ciudad a las 21.45 de aquel caluroso lunes. A esa hora, el almacén número 1 de la Base de Defensas Submarinas saltaba por los aires dejando ciento cincuenta muertos y más de cinco mil heridos.

Edificios destruidos, casas echadas abajo, ilusiones rotas, sueños sin cumplir. En aquel Cádiz en blanco y negro, el único color era el rojo de la sangre de las víctimas derramada por toda la ciudad y el mismísimo cielo que parecía querer estallar también.

En aquellos días de dolor, lágrimas, miedos, rumores y una desinformación general, hay una anécdota que me gustaría compartir con vosotros. José Enrique Varela Iglesias, por entonces Alto Comisariado de España en Marruecos, se convirtió en uno de los protagonistas del terrible suceso. No solo por ser de los primeros en personarse aquí para ayudar sino por los dos incidentes que protagonizó junto al ministro de Franco Francisco Regalado.

Imagínense la situación: la explosión ha tenido lugar hace solo dos días y el general y el ministro pasean por la ciudad con la idea de ver sus consecuencias. La primera de las visitas es al cementerio que se encuentra repleto de cadáveres esperando a ser reconocidos. El tema del espacio es un serio problema porque es tal la cantidad de muertos que yacen en los patios ya que en su interior no caben. Varela se detiene en cada uno de ellos con el considerable olor tras las altas temperaturas de los días anteriores. En un momento dado el ministro Regalado no le tiembla el pulso para exclamar un “¡Cómo huele aquí a muerto!”. El general Varela no da crédito a lo escuchado y tratando de aguantar las formas solo acierta a decir: “¡Pues hace dos días esta gente olía a rosas“.

Aunque sin duda es la siguiente actitud lo que hace que Varela explote de una vez. Cuando los dos caminan por Cádiz observando las consecuencias de la explosión, el ministro deja caer la exageración de lo que ha pasado. ¿Una exageración, señor ministro? ¡Usted es un cabrón! dice Varela explotando. Hay que decir que la noticia que llega a oídos del gobierno de Franco es que Cádiz ha desaparecido. Por lo que cuando Regalado ve que no ha sido así, piensa en que ha sido una exageración. Aquello no le quita gravedad alguna. Sin duda, no es ni el momento ni el lugar para decir nada de eso.

La tensión entre los dos hombres es tan grande que se llega a contar que Varela se echa la mano a la pistola. Aunque en la foto no se ve arma ninguna. Aun así, la tensión si que existe porque tras los dos incidentes y durante los actos que tienen lugar durante aquellos días, los dos intentan evitarse a toda costa.