El Cádiz CF se reencuentra: juego para mandar y resistencia para ganar en Zaragoza
El equipo de Garitano fue superior durante muchos minutos, se complicó el tramo final con un gol y un penalti fallado, pero supo sufrir para sumar tres puntos
El Cádiz CF mantuvo las buenas sensaciones de juego y control que ofreció ante el Racing de Santander la pasada semana y recuperó algo de solidez defesiva para reencontrarse con la victoria en La Romareda ante un Real Zaragoza que llegaba en su mejor momento de la temporada.
El triunfo amarillo, más sufrido que lo que debiño ser por el control y el nivel del Cádiz, devuelve al equipo de Gaizka Garitano a puntos de fase de ascenso (esta empatado con el sexto, el Sporting) aunque sea por esta noche y confirma que el 4-4-2 está ofreciendo mejores respuestas en este tramo de la competición. Y curiosamente sin los teóricos jugones: Suso y Ontiveros.
El equipo amarillo fue superior al Real Zaragoza por posesión, dominio y control del juego 75 minutos y tras el 1-2 y fallar un penalti (otro penalti) tiró de oficio para tratar de que no pasara nada en los minutos de añadido que supo jugar y leer menos la acción de la amarilla a Caicedo y la última intentona local con el meta Adrián en el area cadista.
Gaizka Garitano repitió por primera vez once dos jornadas consecutivas, manteniendo un 4-4-2 que le cambió la cara al club en la segunda mitad ante la Cultural Leonesa y le ha servido para frenar una caída libre que inició tras alcanzar el liderato el 12 de octubre.

El partido arrancó con un Zaragoza intenso, empujando desde el inicio y tratando de imponer ritmo y presencia en campo rival. Sin embargo, ese primer arreón local se diluyó pronto pronto. En el primer acercamiento peligroso del Cádiz, una internada por banda derecha acabó con centro de Brian y con la lesión de Aguirregabiria, que sufrió un pinchazo en el isquiotibial. Juan Sebastián entró en el minuto 6 y, a partir de ahí, cambió la inercia del encuentro.
El Cádiz empezó a crecer con balón, a encontrar continuidad en campo contrario y a cargar especialmente el costado izquierdo. Ocampo y Mario Climent ganaron profundidad una y otra vez, llegando a zona de centro con facilidad, aunque sus envíos no encontraron rematador.
Atrás, el equipo amarillo se mostró ordenado y solidario, sin conceder transiciones y cerrando bien los espacios interiores. En el minuto 19 llegó el primer disparo a puerta del partido, obra de Brian Ocampo, en una acción que aunque finalizada con disparo y peligro demostró que el uruguayo quizás deberí apoyarse o conectar más con Climent cuando sube.
El dominio cadista se fue consolidando con el paso de los minutos: más posesión, más llegadas y sensación de control. El meta local Adrián evitó el gol en dos ocasiones más antes del descanso: primero, con una gran parada a un centrochut de De la Rosa tras una acción individual del canterano; después, achicando de manera brillante ante Roger, que había controlado con la espuela dentro del área.
El Cádiz cerró el primer acto con una clara superioridad territorial y de llegadas, con hasta 17 centros en la primera mitad, aunque sin traducirla en goles. Defensivamente apenas sufrió, y el único problema que tenñia la zaga cadista eran los duelos aéreos, donde Kodro se impuso con claridad a Recio. La sensación al descanso era clara: el Cádiz había sido mejor, pero el partido seguía abierto.
Tras el paso por vestuarios, sin cambios en ninguno de los dos equipos, el choque se equilibró. El Cádiz perdió algo de precisión en el pase y fluidez en las transiciones, y el Zaragoza empezó a asomarse con más frecuencia.
Kodro estuvo cerca del gol en un disparo que rozó los tacos de Jorge More y sembró el nerviosismo en la zaga amarilla. Poco después, en el 57, Radovanovic remató solo dentro del área en una acción nacida de un saque de banda, en un aviso serio del conjunto local.
Pero cuando el partido parecía girar, el Cádiz golpeó. En el minuto 59, una doble llegada por la izquierda acabó con un centro de Ortuño con la zurda. Roger se adelantó bien a la defensa y Adrián volvió a firmar un paradón, pero en el rechace cuando Dawda iba a pelear la acción, el balón tocó en Radovanovic y acabó dentro. El gol reforzó al Cádiz justo cuando más lo necesitaba.
Cinco minutos después llegó la sentencia que parecía definitiva. Ocampo tuvo el 0-2 tras un pase sensacional de De la Rosa, pero dudó ante Adrián, que volvió a enviar a córner. En ese saque de esquina, el Cádiz sorprendió: el balón fue atrás para Diakité, que desde 30 metros conectó un disparo potentísimo que el meta local no vio salir entre una maraña de jugadores. Un golazo para ampliar la ventaja y confirmar el gran momento del mediocentro, que vuelve a marcar en un contexto decisivo.
Con el 0-2, Garitano movió el banquillo para refrescar bandas y ataque, y el Zaragoza empezó a empujar con más corazón que fútbol. Los locales generaron peligro sobre todo a balón parado, pero el Cádiz defendió con orden. Incluso emparejo más a Jorge More con Kodro para igualar en centímetros esos duelos aéreos. Los amarillos tenían el choque controlado.
Hasta el minuto 77. Entonces, un centro al área acabó en una volea espectacular de Tachi que se coló en la portería de Víctor Aznar. Un golazo que reavivó fantasmas. El Cádiz acusó el golpe, más aún cuando poco después Dawda provocó un penalti que el equipo amarillo volvió a desperdiciar. Tras unos minutos en los el Real Zaragoza creyó aún más en la igualada el cuadro de Garitano regresó.

El equipo supo competir. Otra vez. Salvo una acción final con el portero rival incorporado al área, el Cádiz leyó bien el tiempo añadido, defendió con oficio y cerró una victoria que dice mucho más de lo que refleja el escenario: ante el colista, sí, pero en el mejor momento del Zaragoza y confirmando la mejoría colectiva de un Cádiz que vuelve a parecerse al de las primeras jornadas pero con algo más de criterio con el balón y más llegadas.
El Cádiz confirmó las sensaciones y logra un triunfo más que para creer para alimentar la confianza del grupo, del equipo. Los amarillos han mejorado sus números, con más posesión y más llegadas al área (salvo cuando el Zaragoza arreó en busca del empate), pero sobre todo, les quema menos el balón. Eso se traduce en que ha aumentado un 10 por ciento su efectividad en el pase respecto al partido ante el Racing: 75%.
Tampoco es una locura, ya que supone que uno de cada cuatro pases es malo, pero comparado con el 62 por ciento ante el Córdoba y el 65 ante el Racing es algo que le permite al equipo controlar algo más el juego.

El 1-2 es una importante dosis de confianza para el grupo y una recarga del crédito del entrador, que tras la derroota ante la Cultural Leonesa comenzó a estar deteriordado. La de Zaragoza es una victoria importante por juego, por carácter y por mensaje, ya que le permite a este Cádiz con margen para crecer seguir soñando.
Y a los argumentos que mostró en el arranque de la competición está sumando otros para mirar hacia arriba. En el debe: el equipo tiene que matar los partidos. De momento, por muy mal que se den los resultados del Ceuta y el Burgos para los intereses cadistas, el equipo amarillo acabará la jornada 18 a un punto de fase de ascenso.