El nuevo rol de Álvaro García Pascual en el Cádiz CF: el 9 que se reivindica desde el pase
El delantero ha encontrado una nueva forma de ser decisivo tras ver como perdía su sitio enel titular: menos gol, más juego y marcar la diferencia desde la asistencia
Llegó al Cádiz CF con la etiqueta inevitable del delantero centro. Gol, área, remate y poco más. Sin embargo, la temporada de Álvaro García Pascual está desmontando muchos de esos tópicos y, sobre todo, revelando a un futbolista mucho más completo de lo que indicaba su rol inicial. La actuación firmada ante el CD Castellón, con dos asistencias decisivas, es la mejor prueba de ello.
No era un contexto sencillo. El peso simbólico del dorsal, la comparación constante con el goleador que fue Chris Ramos, y una especie de maldición reciente alrededor del ‘9’ amarillo —apenas dos goles entre los delanteros fichados en los dos últimos años— parecían haber desaparecido pronto, cuando García Pascual marcó en la primera jornada de Liga. Aquel tanto pareció liberar una presión histórica. Pero el gol, después, se le fue resistiendo.
Y no siempre por falta de acierto. En algunos casos hubo errores propios, como aquella acción clara ante el Málaga; en otros, la fortuna fue esquiva: dos balones al palo, paradas sensacionales de porteros rivales y situaciones límite que no acabaron en la red. Mientras tanto, su trabajo sin balón, su capacidad para fijar centrales y su lectura del juego seguían ahí, aunque el foco no siempre apuntara hacia ello.
La irrupción de Dawda Camara, con goles y presencia, le hizo perder protagonismo, hasta el punto de quedarse fuera tras el descanso ante la Cultural Leonesa. Pero lejos de desaparecer, García Pascual reaccionó como se espera de un futbolista comprometido: adaptándose. En Andorra ya apareció en una posición más retrasada, casi como mediapunta, sin que el resultado fuera visible en cifras. Ante el Castellón, en cambio, sí lo fue.
Su partido fue una declaración de intenciones. En el primer gol, protagonizó una cabalgada contra cuatro rivales, rompiendo líneas desde campo propio hasta filtrar el pase definitivo. En el segundo, volvió a demostrar temple, visión y precisión para habilitar de nuevo a Dawda. Dos acciones distintas, mismo desenlace: ventaja amarilla.
Por momentos, pareció ponerse el traje de futbolistas como Javi Ontiveros o Suso, especialmente en esa segunda asistencia, más cercana a la pausa y la magia que a la potencia.
Las cifras respaldan esa evolución: líder del Cádiz en asistencias, uno de los jugadores que más tiros genera y un futbolista implicado en el juego colectivo, en los duelos y en la presión. Resulta incluso paradójico que un delantero que llegó señalado por el gol sea hoy quien más último pase aporta.
Una muestra clara de que el rendimiento de un ‘9’ no siempre puede medirse únicamente por los tantos que marca, aunque se repita hasta la saciedad que vive de ellos.
Álvaro García Pascual no ha encontrado aún la continuidad goleadora que probablemente él mismo desea, pero sí ha hallado una nueva forma de ser importante. Y en un Cádiz que ha vuelto a crecer desde lo colectivo, esa versatilidad, esa actitud y esa capacidad para reinventarse son una magnífica noticia para Gaizka Garitano. Porque cuando el gol no llega, también se puede liderar desde el pase.