El restaurante Quilla niega "la injustificada e infame acusación" de una mujer en redes sociales

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El restaurante Quilla ha negado "la injustificada e infame acusación" de la que ha sido objeto en redes sociales por parte de una mujer que asegura que el establecimiento hostelero ubicado en La Caleta negó la entrada al servicio a una chica, su sobrina, con problemas de control de esfínteres.

Este es el escrito dirigido a este medio:

"Desde la empresa Sabor a Cádiz, propietaria del restaurante Quilla, nos vemos ante la obligación de defendernos de tan injustificada e infame acusación por parte de la persona que firma la carta, quien se erige en portavoz de la supuesta "niña" de 22 años a la que se le negó la entrada al local para utilizar el aseo, sin ser ésta clienta y procediendo del macrobotellón formado en la balaustrada de la Caleta, justo en frente de nuestro citado restaurante.

Los hechos fueron los siguientes:

El día 31 de diciembre, desde la dirección, dimos orden a nuestros empleados de cerrar al público a las 16.00 h., dado que era nochevieja y queríamos (como de costumbre en estas fechas) que nuestro personal tuviera la suficiente antelación para llegar a sus casas y, teniendo en cuenta que en un negocio de restauración hacen falta unas dos horas más para poder echar el cierre de la baraja, entre la salida de los últimos clientes que se encuentran consumiendo y las tareas de recogida y limpieza.

Desde el mediodía, se empezó a formar una gran acumulación de personas justo en frente del local, en el muro que da a La Caleta, la cual, a las 16.00 ya se había convertido en un gran "botellón".

Obviamente, cuando un local está cerrado al público, independientemente del sector al que se dedique, ya no se permite la entrada a nadie.

Si sumamos este hecho a las más de 50 peticiones de las personas que estaban bebiendo fuera del local para usar nuestro aseo, que en la situación actual, sea cliente o no que quién acceda al interior del local, hay que aplicar el protocolo COVID completo, pueden imaginar la imposibilidad de dar respuesta a estas peticiones, ya fuera de horario.

Cuando la persona afectada solicitó, como tantas otras, la entrada a nuestros aseos, fue después de las 16 horas, con el local cerrado al público, a falta de recoger tres mesas de la terraza donde los últimos clientes terminaban su consumición. En ningún momento presentó certificado o documento médico que justificara su dolencia crónica. Se le explicó que estábamos cerrados. Además, me confirma el camarero que la atendió, que esta persona no llevaba mascarilla.

Lo que sí hicimos, fue indicar las dos opciones de aseos públicos muy cercanos, en el castillo de Santa Catalina o en la Facultad de Económicas, y por tanto, entenderán ustedes que la negativa a la entrada es a cualquier persona porque, nos reiteramos, el local ya estaba cerrado al público.

Lamentamos la situación vivida por esta mujer de 22 años, totalmente ajena a nuestro comportamiento profesional para con los clientes, visitantes y ciudadanos de Cádiz".