
El Sindicato de Inquilinas celebra que la Sareb haya cedido a la presión vecinal en Javier de Burgos 19
La organización vecinal señala que la presión social y la organización colectiva han forzado a la Sareb a abrir un canal de comunicación

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) anunció ayer que va a buscar soluciones a la situación que sufren cinco familias que viven en una finca de su propiedad en un estado lamentable en la calle Javier de Burgos de Cádiz. Y las reacciones no se están haciendo esperar.
El Sindicato de Inquilinas de Cádiz ha valorado como un logro de la organización vecinal el hecho de que Sareb, conocida como el banco malo, haya iniciado contactos directos con algunas de las familias que residen en la finca. El colectivo destaca que las familias y la presión social han logrado lo que no consiguieron las instituciones: sentar a la Sareb.
Según expone en una nota pública, la primera visita documentada de personal enviado por Sareb se produjo este jueves por la tarde, cuando dos mediadoras de Servihabitat accedieron al inmueble para realizar fotografías del estado del edificio y mantener una breve conversación con algunas de las inquilinas.
El Sindicato señala que esta actuación marca un punto de inflexión en el caso, ya que ni el Ayuntamiento de Cádiz ni otras administraciones habían logrado hasta ahora establecer un diálogo directo con la propiedad, a pesar de las múltiples denuncias, requerimientos y sanciones por el estado de abandono del inmueble.
La organización reclama que, de aquí en adelante, cualquier nueva actuación por parte de la Sareb se realice con plena coordinación con las familias afectadas y con el sindicato, y que se comuniquen con antelación, por escrito, las visitas o intervenciones previstas. Subrayan que muchas de las inquilinas son mujeres con responsabilidades de cuidados y horarios laborales que deben ser respetados.
Al mismo tiempo, lanzan una advertencia ante lo que consideran un riesgo real: que Sareb intente dividir a las vecinas “ofreciendo contratos a unas y no a otras, arreglando unos pisos y dejando otros o sembrando dudas entre las familias”. Por ello, insisten en que la unidad vecinal ha sido la clave para forzar este contacto, y que debe mantenerse firme.
Críticas a Sareb y su modelo
El Sindicato de Inquilinas denuncia la contradicción entre el discurso institucional que presenta a Sareb como instrumento del Gobierno para facilitar el acceso a la vivienda y su actuación real en Cádiz, donde —afirman— “no solo han abandonado un inmueble en ruinas, sino que han denunciado a las familias que viven en él”.
También vinculan el caso de Javier de Burgos con la polémica nacional sobre la gestión de Sareb y “su alianza con fondos especulativos y sionista como KKR”, apuntando que la situación actual ilustra los efectos concretos de esas políticas.
El comunicado subraya que “ni el Ayuntamiento, ni Procasa, ni Servicios Sociales” habían conseguido lo que las vecinas organizadas han logrado por sí solas. Por eso, el Sindicato insiste en que el reconocimiento debe ir a las propias inquilinas, que con su resistencia y visibilización pública del problema han conseguido lo que no había sido posible hasta ahora: que la Sareb se siente a hablar.
El sindicato finaliza su valoración asegurando que seguirá acompañando a las familias en este proceso, vigilando que se respeten sus derechos, se garantice una solución habitacional digna y no se utilicen estrategias divisorias que socaven los avances logrados.
Finca en un estado ruinoso
El estado de la finca, que se puede comprobar en el vídeo que acompaña esta información, evidencia la gravedad de la situación que viven las familias desde hace años: techos derrumbados, vigas podridas, paredes agrietadas, humedades constantes, instalaciones rotas y una presencia continua de ratas y cucarachas.
La grabación, realizada la semana pasada durante una visita al edificio guiada por los propios vecinos, muestra con crudeza las condiciones de insalubridad y peligro estructural que persisten en el inmueble pese a los recientes anuncios de intervención por parte de la Sareb. Las imágenes permiten entender por qué las inquilinas insisten en que la solución no puede esperar más.