Momento del magistral pase de Álvaro García Pascual a Dawda en el 1-0 del Cádiz CF ante el CD Castellón. Foto: Cádiz CF.
Momento del magistral pase de Álvaro García Pascual a Dawda en el 1-0 del Cádiz CF ante el CD Castellón. Foto: Cádiz CF.

La crónica de Vera Luque del Cádiz CF-CD Castellón (2-0): Noche de paz, por fin

El autor destaca el buen partido cadista, sobre todo, lógicamente, el de Dawda y la actuación de Álvaro García Pascual

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Pues ni tan mal, oiga. Después del noviembre negro, quién nos iba a decir que terminaríamos el año con la coñita de las lucecitas de los móviles y el meneo de llaves a modo campanillero. Comunión final antes del parón navideño, que dicho sea de paso, nos resulta un poco cortapunto.

La grada, que soñó en su momento con un año de tiquitaca a la gaditana cuando allá por verano se juntaron Ontiveros, Suso, Efe y Tabatazde en sus primeras incursiones milagrosas, se rinde ante este equipo en el que los cuatro que te dije, tienen (por distintos motivos) el rol de actores secundarios ahora mismo.

Las circusntancias de lesiones y lo que no son lesiones, han sido detonantes para la implantación del Garitano’s way of life. Una suerte de Cerverismo 2.0, en el que la lucha vuelve a no negociarse, eso sí, con una defensa plantada un poco más al borde del abismo, que traducido resulta, mucho más atrincherada en el área, y con una contra más confiada en la velocidad arrasadora de vehículos de gran tonelaje, que en esa aviación ligera por las bandas que eran Salvi y Alvarito García.

Planteamiento sin mucho experimento, y altamente práctico siempre y cuando el otro equipo no tenga fino el punto de mira, y nuestro portero aparezca cual Virgen de Lourdes en los momentos concretos. De momento, nos sirve. Y nos pone contentos. Así que, a pesar de que hace un mes era imposible, el equipo acaba el año con un aprobado resultón.

Si diren un trofeíto al futbolista MVP del partido como en la NBA, sin duda que hoy Dawda estaría haciendo hueco en la estantería. La dictadura del gol no permite que otro futbolista pudiera ni toserle, y por un lado, hasta se entiende. Pero un cachito del trofeo (o un cacho curioso) le pertenece a García Pascual. Si su aportación como delantero centro traducida en goles está siendo matracosilla, ayer se descubrió delante del mundo entero como pasador.

Lo mismo en punta de ataque ha estado jugando hasta hace poco un futbolista al que le pone más pitoso dar el pase matador, que matar en sí. Y resulta que más que un nueve, Pascual es un nueve y medio. Suerte de futbolista a medias entre delantero panzer y media punta con smoking.

Ni es Polster, ni es Laudrup. Pa que me entiendan los de mi quinta. Al huequecito y con ese rodar balonero que a menos que el ariete no sea un mutilado de la Guerra de los Cien Días, con un simple toquecito de dificultad leve, la pone en la red. Balones que los nueves del mundo sueñan cada noche con tenerlos por delante.

Qué sería del atacante corpulento y torpón, si no hubiera un servidor de pelotas en bandeja de plata. De momento, y a partir de ayer, el Pascual asistente convence más que el Pascual rematante.

La lectura negativa de este último provechoso tramo de temporada es esa comentada posibilidad de que a los jerifaltes se les encoja la mano a la hora de poner los Reyes. Se necesitan refuerzos y la buena marcha no debe camuflar la necesidad, ni justificar el conformismo.

Puestos a echar de menos, se echa de menos años de mili. Los futbolistas que no son cabeza de cartel no son precisamente veteranos del Vietnam. Y si todo va bien, y nos vemos allá por el mes de mayo inmersos en partidos definitivos, a vida o muerte, finalísimas capaces de sentar a los ajenos al futboleo delante del televisor, siempre pensando en subir de categoría, entiéndase…se necesita la maldad correspondiente, asunto que en la plantilla existe a cuentagotas, y quizás donde más brille por su ausencia es en la parte defensiva, con chavales (a expcepción de Iza), a los que aún le quedan horas de vuelo.

Eso, entre otras cosas. Viendo que después de casi una primera vuelta con sensaciones reguleras en gran parte de los partidos, estamos donde estamos a tiro de piedra de cualquier alegre potalazo, debe estimular el consumismo balompédico, que a su vez, no lo duden, estimularía a la grada y sus habitantes, a los cuales nos tocan un poquito las palmas y ya estamos con las linternitas volviéndonos locos. Los años terminados en seis, no se nos dan mal.

En el 86 nos mantuvimos en Primera por primera vez en la historia, y en el 2016, un defensa del Hércules se resbaló y ahí andaba Güiza...¿Se acuerdan? Pues a ver cómo se porta éste que viene. Salud