La Kovacevic-dependencia que desploma las prestaciones defensivas del Cádiz CF
La ausencia del serbio, envuelta en silencio una semana después de las pruebas médicas, acentúa los desajustes defensivos del equipo: cada vez que no está, el Cádiz encaja tres goles
El Cádiz CF vive días raros, partidos vibrantes y una sensación que se repite con la insistencia de los patrones que nadie quiere reconocer: sin Bojan Kovacevic, el equipo es otro. Y no para mejor. Ya el año pasado se notó esa Kovacevic dependencia que ahora con la lesión del central ha encendido las alarmas.
Sin el central serbio, la fragilidad defensiva del Cádiz y los desajustes atrás se acentúan. Desde su lesión, el Cádiz sale a tres goles encajados por partido, incluido el de Copa.
La derrota ante el Racing de Santander, dolorosa por cómo se produjo y por la imagen competitiva que había mostrado el equipo en muchos tramos del encuentro, volvió a dejar al descubierto una realidad tan evidente como incómoda: el Cádiz es un conjunto frágil cuando falta su central serbio.
Y esa idea, que podía sonar intuitiva hace unas semanas, hoy se sostiene en datos tan contundentes que ya no admiten demasiada interpretación: todos los partidos oficiales de esta temporada en los que Kovacevic no ha estado —Liga y Copa— han terminado con tres goles en contra. Todos.
Es una coincidencia demasiado perfecta para no señalar que, detrás de la estadística, hay razones futbolísticas profundas que explican su impacto.
Kovacevic se ganó el puesto la pasada temporada sin llegar de estrella y sin ruido mediático. Lo hizo desde el campo: ganando duelos, corriendo más que muchos extremos y corrigiendo en acciones antes de que se convirtieran en ocasiones claras.
Esta campaña, en los duelos, Kovacevic firma cifras cercanas al 60 por ciento de acierto global, pero es en el juego aéreo donde se impone de manera más clara: alrededor de un 70% de duelos ganados, con aproximadamente 39 ganados por solo 17 perdidos.
Un central dominante por arriba que permite defender centros laterales, rechaces y segundas jugadas con mucha más solvencia que cualquier otra pareja posible en el plantel.
En duelos a ras de césped su porcentaje es más parejo, algo habitual en centrales expuestos a muchos metros de espalda, pero lo compensa con lectura táctica. Temporiza bien, evita medirse cuando no toca y obliga al rival a jugar hacia atrás, facilitando que el equipo recupere metros.
Su combinación de velocidad, físico y corrección permite al Cádiz defender más alto, arriesgar más en las bandas y no vivir continuamente en su área.
De los más rápidos de la categoría
La velocidad punta de Kovačević —por encima de los 35 km/h— no solo es un dato llamativo: es un valor extraordinario para un central y prácticamente un unicornio en Segunda División. El análisis de las máximas velocidades registradas por los 22 equipos de la categoría muestra que casi todos los futbolistas que superan los 32–33 km/h son delanteros o extremos, perfiles pensados para correr al espacio, no para defenderlo.
En Numancia, Villarreal B, Eldense, Albacete o Racing de Ferrol, los más rápidos son puntas o atacantes; en Oviedo, Sporting o Burgos, extremos o segundos delanteros; y en equipos como Zaragoza, Leganés, Tenerife o Racing, los valores más altos también corresponden a futbolistas exclusivamente ofensivos.
En ese contexto, lo de Kovačević es una anomalía: ningún otro central de Segunda aparece como jugador más rápido de su equipo y muy pocos pasan siquiera de los 31–32 km/h.
Por eso su baja pesa tanto. Su capacidad para corregir a campo abierto, llegar antes que el delantero en balones divididos o cerrar diagonales que normalmente son gol en esta categoría, es algo que el Cádiz no puede replicar con ningún otro futbolista de su plantilla.
En términos prácticos, la ausencia del serbio reduce entre 10 y 15 metros la distancia defensiva segura del Cádiz, obliga a los laterales a replegar antes y provoca que el equipo viva más tiempo cerca de su área. Sin esa velocidad de extremo aplicada a tareas de central, la estructura defensiva entera pierde equilibrio.
El Cádiz, con Kovacevic, puede arriesgar. El Cádiz, sin él, deja de poder hacerlo. La diferencia se nota en cómo el equipo ocupa campo rival, en la confianza de los laterales para proyectarse y en la agresividad con la que los interiores saltan a presionar. El serbio no solo corrige: permite que el equipo juegue como quiere.
La secuencia de esta temporada es ya demasiado larga como para hablar de casualidad:
- En San Sebastián, ante la Real Sociedad B, mientras estaba con Serbia Sub-21: 3-3.
- En Almería, baja por estar con Serbia Sub-21: 3-0.
- En Copa ante el Real Murcia, ya lesionado: 3-2.
- Ante el Racing de Santander, lesionado: 2-3.
En todos ellos, el patrón coincide: el Cádiz sufre en los duelos, concede metros al espacio, pierde altura en campo contrario y se rompe en las transiciones. Y no es que el resto de centrales no sumen: hacen lo que pueden. Pero ninguno ofrece la mezcla de velocidad, lectura y contundencia que convierte a Kovacevic en una pieza tan poco sustituible.
Una lesión envuelta en silencio
La parte del asunto es la incertidumbre. El Cádiz CF informó hace una semana que el jugador se sometería a pruebas para conocer el alcance de la lesión de rodilla que sse produjo ante el Córdoba. Siete días después, no hay parte, no hay plazos y no hay explicación pública. Solo el técnico, Gaizka Garitano, insiste en que se trata de una lesión "grave", pero nada se sabe oficialmente.
A nivel médico, solo existe un motivo claro para un silencio tan prolongado: que el jugador haya pedido confidencialidad, algo permitido por la normativa de protección de datos. Pero incluso en esos casos, lo habitual en un club de élite es contarlo, que la afición sepa que, por proteccion de datos, no habrá más información.
Aquí no ha ocurrido nada de eso. Y el resultado es el contrario al que se supone que se busca: más dudas, más especulación y más sensación de vacío informativo, justo cuando la ausencia del serbio condiciona directamente el rendimiento del equipo.
Porque no es lógico que en un clubde élite los resultados de una prueba vayan camino de tardar lo mismo que la de cualquier persona a pie en el SAS.
El Cádiz, sin red
La derrota ante el Racing dejó una sensación paradójica: el equipo jugó uno de sus mejores partidos del año, generó ocasiones, compitió con un segundo clasificado lanzado… pero volvió a pagar cara su fragilidad en momentos defensivos. Y esa fragilidad crece sin Kovacevic.
Garitano ha encontrado en las últimas semanas una idea, una estructura y un once bastante reconocible, pero no tiene un sustituto equivalente para el serbio. Iker Recio y Moussa Diakitè cumplen, pero fata ese segundo central. Los laterales se ven más expuestos, el mediocampo tiene que correr muchos más metros hacia atrás y el Cádiz se ve obligado a vivir más cerca de su área, bajo amenaza constante.
En Almería Pelayo no estuvo fino ni a la altura y ya no tenía la excusa de que acababa de llegar, como cuando debutó ante la Real B. Ante el Racing, Jorge More hizo un buen encuentro, con solvencia, pero el Cádiz volvió a encajar tres goles.
En un equipo al que le cuesta marcar, encajar tres goles cada vez que falta tu central más rápido y más fiable no es, sencillamente, sostenible. Lo que obliga al club a un fiichaje de garantías en el mercado de invierno, sea cual sea el alcance final de la lesión del serbio.
La estadística respalda a Kovacevic
Desde que Kovacevic se afianzó como titular, solo una vez el Cádiz ha dejado la portería a cero sin él en el campo (ante el Levante en el encuentro de la segunda vuelta de la pasada campaña). El resto de días han sido derrotas o partidos sufridos, con sensación permanente de inestabilidad.
Es difícil encontrar un futbolista que influya tanto en la ecuación gol en contra de su equipo como él. Y aún más difícil entender que el club haya gestionado con tanto hermetismo una lesión cuya duración puede condicionar toda la trayectoria del Cádiz en la temporada.
El Cádiz es un equipo competitivo, vivo, capaz de generar más que hace solo un mes y con futbolistas que están dando un paso al frente. Pero también es un equipo muy vulnerable sin Kovacevic. Y es un equipo que no puede permitirse otra semana sin saber cuándo volverá el jugador que sostiene casi todas sus debilidades.
El serbio se ha convertido, sin quererlo, en el futbolista que más condiciona el rendimiento colectivo de este Cádiz CF. Hasta que vuelva —cuando vuelva—, el equipo de Garitano tendrá que encontrar soluciones que hoy no se ven claras. Mientras tanto, los datos hablan solos: cada vez que Kovacevic no está, el marcador se encarga de recordarlo.