La tienda más antigua de Cádiz cumple 175 años

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En la Cádiz trimilenaria hay negocios que resisten el paso del tiempo y los embates de crisis tan potentes como la que está dejando la pandemia de coronavirus.

Tiene mucho merito resistir días, semanas, meses, años...  y más mérito tiene, con todo lo que ha caído a lo largo de la historia, cumplir 175 años.

Y esos años, 175, son los que celebra en este 2021 la tienda más antigua de Cádiz.

Se trata de la Confitería El Pópulo, establecimiento pastelero ubicado en el número 16 de la calle Pelota, a unos 200 metros de la capital, haciendo esquina con la calle Marqués de Cádiz.

Se tiene constancia de la existencia de la pastelería y con el mismo nombre en 1846.

Se sabe, según se apunta en la revista gastronómica Cosas del Comé, que a principios del siglo XX sus propietarios eran los hermanos García.

En 1926 se procedió al traspaso del negocio a uno de sus pasteleros, Alfonso Quintero Reyes. Y a su muerte fue su esposa, Felisa Elisea Ruiz Diez, quien se hizo con las riendas de la pastelería.

Luego continuarían con la gerencia José Luis y Francisco Quintero Ruiz, hasta que en 2002 se hicieron con el local los hermanos Rosas, otra familia de tradición confitera de la ciudad que desde los años 70 ya tenían la pastelería Mikay. En la actualidad, es Manuel Rosas el que se ocupa del negocio.

La pastelería cuenta con dulces tradicionales y también algunas especialidades típicas de la ciudad como el Turrón de Cádiz.

También elaboran otros dulces típicos de la ciudad como las tortas de Carnaval o los roscos de Semana Santa aromatizados con canela y clavo y que tienen todo el año.

El establecimiento también cuenta con una amplia colección de licores, vinos y algunos recuerdos de la ciudad, ya que se encuentra en una zona del centro que frecuentan los turistas.

Y es que la Confitería El Pópulo no sólo vende pasteles. En su escaparte hay souvenirs gaditanos, como unas figuritas de cerámica con forma de nazarenos con capirote o penitentes que tienen una curiosa anécdota detrás.

Raquel Flores lleva una década vendiéndolos y también lleva diez años explicando a los turistas que no representan al grupo racista estadounidense Ku Klux Klan.

Por eso, las figuras se acompañan de un cartel en inglés en el escaparate con el siguiente mensaje: "No Ku Klux Klan. Tradición española".