Imagen de una de las movilizaciones del personal interino ante el Parlamento Andaluz.
Imagen de una de las movilizaciones del personal interino ante el Parlamento Andaluz.

“No queremos irnos, pero nos empujan”: lo que el profesorado interino de Cádiz quiere decirte

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Hay veces en que una carta dice más que cualquier pancarta. Y una de esas veces es hoy. En medio del conflicto que vive el profesorado interino en Andalucía, quienes llevan años sosteniendo la escuela pública sin estabilidad ni reconocimiento han decidido dirigirse directamente a quienes caminan a su lado en lo cotidiano: las familias.

En pleno mes de junio, con la huelga indefinida activa desde el día 14 del mes pasado, el colectivo ha lanzado una carta abierta, clara y profundamente humana, para explicar lo que hay detrás de cada sustitución, de cada maestro que desaparece del aula a mitad de curso, de cada vínculo roto sin previo aviso. Una carta que no solo habla de precariedad laboral, sino también —y sobre todo— de lo que esa precariedad le hace al aula, al alumnado y al futuro de la educación pública.

El envío de la carta coincide con un día que el colectivo busca que sea un punto de inflexión en su lucha: hoy lunes 9 de junio, entre las 16:00 y las 20:30 horas, está prevista la constitución de los tribunales de oposición en el Centro del Profesorado (CEP) de Cádiz. El colectivo ha convocado allí un piquete informativo pacífico, cordial y festivo, para hacer visible la gravedad de un proceso que, según denuncian, puede dejar en la calle a miles de profesionales que llevan años dando clase, sin valorar su experiencia ni su entrega.

Lejos del lenguaje técnico o sindical, la carta está escrita desde la emoción, desde la cercanía, desde el aula. “Nos dirigimos a vosotros desde un lugar muy cercano: el aula”, comienza diciendo. Y desde ahí describe una realidad que muchas familias han percibido sin que nadie se la explicara del todo: la rotación constante del profesorado, las despedidas abruptas, la falta de continuidad que a menudo desestabiliza a los niños y niñas.

La carta deja claro algo que, aunque sea evidente, muchas veces se olvida. “Cada vez que un docente cambia, el aula se reinicia”, recuerdan. Y en ese reinicio constante, quienes más pierden son los niños y niñas, que dejan atrás referentes, proyectos y dinámicas ya consolidadas.

También hay un mensaje doloroso, casi confesional, que atraviesa todo el texto: muchos de estos docentes, que eligieron la educación como vocación de vida, hoy desaconsejan a sus propios hijos que sigan sus pasos. No por falta de amor al oficio, sino por la dureza con la que se vive desde la inestabilidad permanente. “Nos duele decirlo, pero muchos de nosotros estamos desmotivando a nuestros propios hijos cuando nos dicen que quieren ser maestros”, reconocen.

El profesorado interino recuerda que cada vez que un docente cambia, el aula se reinicia, y que esa pérdida de referentes no solo les duele a ellos, sino también al alumnado. Que detrás de un maestro que llora al marcharse, hay un sistema que no le permite quedarse. Que detrás de cada docente que se despide sin saber si volverá, hay un vínculo interrumpido.

La carta plantea una pregunta directa a las familias: si durante años la administración ha considerado válidos a estos docentes, ¿por qué no ahora? ¿Por qué tienen que examinarse una vez más para demostrar lo que llevan años haciendo con solvencia? ¿Por qué se castiga la experiencia en lugar de protegerla?

El respaldo de las familias gaditanas

Este mensaje ha calado. La Federación Local de AMPAS de Cádiz (FLAMPA Gades) ha hecho público este mismo lunes un comunicado de apoyo expreso al profesorado interino, en el que las madres y padres firmantes reconocen “la labor tan valiosa que realizan estos profesionales”, destacando su entrega, vocación y compromiso, incluso en condiciones laborales marcadas por la incertidumbre.

Desde FLAMPA Gades advierten que la inestabilidad no solo afecta al profesorado, sino que “tiene un impacto directo en la educación de nuestros hijos e hijas”. Denuncian que la falta de continuidad en los equipos docentes, las condiciones precarias y la ausencia de soluciones están perjudicando el buen funcionamiento de la escuela pública. Y hacen una exigencia clara a las administraciones: escuchar y atender las reivindicaciones del colectivo. Porque, como expresan en su comunicado, la estabilidad docente también es una inversión en calidad educativa y bienestar del alumnado.

Este respaldo explícito de las familias gaditanas rompe el silencio institucional y confirma que esta no es una lucha aislada, ni corporativa, ni sectorial. Es una lucha compartida, que habla de comunidad, de futuro, de educación con rostro humano.