Quién fue Apodaca y otras curiosidades sobre la Alameda

Nos dirigimos hoy a un paisaje sin igual. El mismo al que uno se desplaza para tomar el aire, maravillarse con salones que datan de 1840 con sus ficus que son toda una institución o embelesarse con ese espectáculo que es ver la puesta de sol con las garitas y el sonido del mar de fondo.
Hoy les vengo curioso. Por eso mismo le desvelaré a aquellos que evidentemente no lo sepan que la Alameda era conocida antiguamente como la Caletilla de Rota. Su evolución comienza allá por 1617, año en el que se hace el primer gran paseo. Luego vendrían los demás que se dividen por árboles hasta llegar al proyecto de Manuel Bayo que convierte el paseo en una zona ajardinada y dividida en tres.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué se llama así? Sin duda no son pocos los méritos del gaditano Juan Ruiz de Apodaca y Eliza, nacido en la calle que hoy es Fermín Salvochea. Juan ingresa con solo trece años en la Academia de Guardias Marinas. Si hablamos de su relación con Cádiz, es él quien consigue la sumisión de la flota francesa en Cádiz a las órdenes del almirante Rosilly.
Sus títulos van subiendo considerablemente a medida que sus logros también. Tan pronto es ascendido a teniente general como nombrado Virrey de Nueva España. Lo mismo se le concede el título de conde del Venadito tras derrotar las tropas de Mina como es nombrado virrey de Navarra o capitán general de la Armada. Juan se ocupa muy concienzudamente para que a Cádiz se le conceda el Puerto Franco.
Casi veinte años después de su muerte, el Ayuntamiento de Cádiz decide darle a la parte este del paseo y a los jardines situados sobre la muralla, que por entonces están arreglando, el nombre del popular almirante. Años más tarde, el homenaje a Apodaca se completa con una lápida en la puerta de su casa.
El diseño de la Alameda que hoy disfrutamos es fruto del talento del arquitecto Juan Talavera y Heredia, que lo lleva a cabo entre 1926 y 1927. Además del de Apodaca, el paseo tiene en uno de sus salones el monumento al Marqués de Comillas, que data de 1919.
Otra de las curiosidades que más me han llamado la atención es enterarme que cuando desde sus famosos salones decorados con cerámicas sevillanas uno divisa las populares garitas que cuelgan de la balaustrada, lo que verá en realidad serán escaraguaitas. Porque es así como se llaman realmente. Las garitas se mantienen tierra adentro y no al aire como les pasa a las de la Alameda.
Por último y para los más desmemoriados, pasear por la Alameda y encontrarte ésta imagen de la Cruz de los Caídos fue algo de lo más habitual hasta 1987, año en que se decide retirar. En pleno derrumbe, Cádiz descubre bóvedas y pasadizos que con el objetivo de no dañar la imagen de la Alameda, decide no respetar y derrumbar...