El refugio nazi en la costa gaditana

Al término de la Segunda Guerra Mundial, con el bando alemán totalmente derrotado, la buena sintonía entre administración de Hitler y España, con la dictadura de Franco ya asentada, fue clave para que nuestro país fuese refugio de miembros del ejército nazi. Después de cometer crímenes contra la humanidad y ordenar las más crueles torturas, los militares del III Reich tuvieron que huir del país y encontraron en España a un perfecto aliado.
Así, zonas costeras como Cantabria, País Vasco o Alicante acogieron, en secreto, a altos mandos del ejército nazi. También Madrid, como capital, fue destino para los alemanes. En Cádiz, un pequeño escondrijo costero entre Zahara y Tarifa, fue otro de los rincones en el que España ocultó a los nazis.
En los primeros momentos del conflicto mundial fue construido en el Cabo de Plata (Tarifa) una batería de costa; esto es, un búnker, un refugio de artillería que sirvió de aprovisionamiento para las naves alemanas. Este emplazamiento fue una suerte de escondite para la flota alemana que vigilaba la zona del estrecho de Gibraltar. El historiador Alfonso Escuadra tiene documentadas varias incursiones por parte de la armada del III Reich en esta zona de la playa de los alemanes en 1941 y 1942.
Toda vez que la guerra acabó, en 1945, algunos nazis aprovecharon este lugar recóndito para esconderse y pasar desapercibidos. Protegidos por el régimen franquista, mandos del ejército alemán construyeron casas en esta zona. No sólo era un buen escondite por su situación, sino por el bello paisaje que podían contemplar.
Durante más de 30 años, cientos de militares nazis vivieron en la zona y los pescadores acabaron bautizando aquel lugar como la punta de los alemanes.
Sin embargo, Zahara de los Atunes no fue el único lugar de la provincia en el que se refugiaron los nazis. Un alto mando de las SS, Fredericke von Freienfels se escondió en Chipiona. Allí pasó a ser el doctor Luis Gurruchaga Iturria gracias a los permisibilidad de la burocracia española, que le facilitó una nueva identidad. Von Freienfels estuvo presente en campos de extermino como Dachau, Mauthausen o Auschwitz, donde llevó a cabo despiadados experimentos con prisioneros judíos y rusos. Una de las mayores actos de crueldad que realizó este miembro de las SS fue gasear todo un tren que viajaba hacia un campo de exterminio repleto de personas de origen judío. Pero en Chipiona nadie sabía de las andanzas del alemán. Ya convertido en Gurruchaga, fue una personalidad muy popular en la localidad gaditana debido a su carisma y sus hábiles dotes en el campo de la medicina.
Con el boom inmobiliario, la zona de Atlanterra y Zahara se llenó de casas de reconocidos miembros de la farándula española. Aunque para entonces, aquello ya era conocido como la playa de los alemanes, un sobrenombre que se mantiene en nuestros días.