Cuando Rosalía hizo suyos 'Los duros antiguos', el himno del Carnaval de Cádiz, y vuelve a la actualidad con ‘Lux’
La interpretación en Sevilla en 2016 vuelve a estar de actualidad con su vínculo con Andalucía y el guiño jerezano de ‘Reliquia’
Cuando Rosalía publica un disco como su recién estrenado Lux, la conversación del mundo de la musica y cultural se vuelve a reordenar, con ella en el centro de casi todo.
Y, como suele ocurrir cuando ella se mueve, también se reabre su archivo. Entre esas piezas que regresan hay un vídeo que, cada cierto tiempo, vuelve a emocionar: su interpretación de Los duros antiguos, uno de los símbolos absolutos del Carnaval de Cádiz, creado en 1905 por El Tío de la Tiza.
La grabación está disponible en YouTube, aunque aparece etiquetada por error como Las viejas ricas, y corresponde a un concierto íntimo de 2016 en el Real Alcázar de Sevilla, cuando la artista todavía transcurría por un camino flamenco que hoy se percibe como preludio de lo que vendría. En aquella época, Rosalía era una joven cantaora que empezaba a hacerse un hueco en el circuito flamenco, no la figura global que sería después.
La historia del vídeo de Rosalía cantando Los duros antiguos en 2016 tiene todos los elementos que hoy conectan con su evolución artística: raíz flamenca, espontaneidad, una escena íntima y un repertorio que no suele abordarse fuera de Cádiz.
La actuación formaba parte de un recital guiado por el guitarrista Alfredo Lagos, referente del toque jerezano, con quien Rosalía colaboró en varias ocasiones durante esos años de aprendizaje y formación. El repertorio era flamenco, desnudo, de raíz. Sin artificio. Y entre esos cantes tradicionales, la catalana decidió incluir una pieza inesperada: el tanguillo Los duros antiguos, obra del mítico Antonio Rodríguez Martínez, El Tío de la Tiza, estrenado en el coro Los anticuarios en 1905.
Lo que hace especial aquel momento es cómo lo interpreta. No lo canta como una cita distante, sino como si fuera parte natural de su repertorio, con una afinación precisa, un fraseo muy limpio y una intención que mezcla respeto y apropiación.
En Cádiz, es uno de los himnos más reconocibles del Carnaval, repetido generación tras generación. Rosalía lo aborda sin disfrazarlo, sin modernizarlo, sin convertirlo en un número pop: lo canta a su manera, pero manteniendo la arquitectura tradicional del tanguillo y ese aire irónico y melódico que lo caracteriza.
La grabación captura algo aún más interesante: reacciones espontáneas del público, pequeñas exclamaciones, movimientos, cierto murmullo de sorpresa contenido. Probablemente, el público flamenco sevillano no esperaba que una cantaora catalana eligiese ese tango gaditano, tan ligado al humor y a la identidad carnavalesca de Cádiz, en un contexto solemne como el Alcázar nocturno.
Esta historia ya la contamos en Cádiz Directo en 2023, a raíz de su homenaje a Rocío Jurado en los Latin Grammy y su versión de Se nos rompió el amor. Pero ahora que Lux ha colocado de nuevo a Rosalía en el centro del debate musical —con críticas que hablan de “ópera futurista”, “misa electrónica” o “ambición desmedida”—, la lectura se amplía: aquella actuación gaditana prefiguraba su constante diálogo entre raíz y ruptura.
El nuevo disco ha sido descrito por la crítica como una odisea espiritual, un ejercicio de dirección total, una “misa futurista” que mezcla electrónica maximalista, silencios abruptos y paisajes sonoros casi litúrgicos.
En medio de este universo aparece uno de los temas más comentados del álbum: Reliquia. Su voz, más humana y más cercana, cambia el tono del disco y se convierte en un hogar emocional para muchos oyentes. Y en ese tema aparece un guiño directo a Jerez, una referencia que ha sido celebrada por los aficionados al flamenco: Rosalía vuelve a mirar a las tierras donde el compás es ley.
Los duros antiguos no quedó solo en aquella actuación sevillana. En 2020, ya convertida en un referente internacional, la artista volvió a cantarlo en un encuentro privado cuyo vídeo se difundió en redes. Dos momentos separados en el tiempo pero unidos por un hilo reconocible: Rosalía siempre miró hacia el sur, siempre prestó atención a los repertorios populares andaluces y siempre entendió que la emoción de ese cancionero es una fuente viva.
Frente a esa vena tradicional aparece el reverso más radical de Lux: canciones como Berghain, ese ejercio desde la lírica a la música electrónica inspirada en la estética del club berlinés, donde su voz se hace casi textura digital y aparece acompañada de una orquesta.
Esa dualidad —Cádiz y Berlín, Los duros antiguos y Berghain, raíz y vanguardia— define la filosofía del nuevo disco de la artista catalana.