Tabatadze: El inesperado héroe que vino del Este a este Cádiz CF líder
Llegó libre desde Georgia, sin hacer ruido, y en apenas siete partidos se ha convertido en una de las claves de este Cádiz CF líder
Llegó libre desde Georgia en los últimos días del mercado, sin internacionalidades absolutas y entre ciertas dudas en el entorno. Hoy, Iuri Tabatadze se ha convertido en el futbolista más determinante del Cádiz CF y en el nuevo ídolo del Nuevo Mirandilla.
Cuando el Cádiz anunció su fichaje el 27 de agosto, pocos imaginaron lo que vendría. Tres días después, debutó ante el Albacete y marcó el gol del triunfo. A partir de ahí, su historia se disparó: el delantero georgiano, de 25 años, ha firmado cuatro goles en siete partidos, todos con impacto directo en el marcador. De la duda a la devoción, de desconocido a símbolo.
Procedente del Iberia 1999 Tbilisi, Tabatadze aterrizó con un valor de mercado de 450.000 euros y sin experiencia en grandes ligas europeas. No había debutado con la absoluta de Georgia, aunque sí pasó por las categorías sub-19, sub-20 y sub-21. Su llegada, discreta, coincidió con el escepticismo propio de un fichaje exótico.
Pero en menos de dos meses, el delantero ambidiestro ha cambiado la percepción por completo. Lo hizo casi desde el primer día. Y no sólo está plenamente integrado en el campo, fuera de él paece haberse adaptado a la perfección a Cádiz.
Su impacto fue inmediato. Marcó el 2-1 ante el Albacete en la prolongación, firmó un doblete en el 3-3 frente a la Real Sociedad B cuando el equipo perdía 3-1 y selló este domingo el 1-0 ante el Huesca. Siete puntos directos de los dieciocho que hoy mantienen al Cádiz líder.
No es el que más remata, pero sí uno de los que más convierte. Su promedio de un gol cada 104 minutos lo sitúa al nivel de los grandes finalizadores de la Liga Hypermotion.
Desde su debut, Tabatadze ha conquistado al cadismo con su forma de sentir cada partido. Celebra cada gol como si fuera una final: golpes en el pecho, mirada a la grada, mano o beso al escudo... En Anoeta, corrió directamente hacia la zona del campo donde estaba la parroquia cadista. Al acaar el partido, tras su doblete, pidió perdón por su juego antes de agradecer el apoyo con aplausos y un gesto de autoexigencia.
En el Nuevo Mirandilla, es habitual verlo levantar los brazos y pedir ruido antes de una presión alta o celebrar una recuperación defensiva. Corre, defiende y arenga. En el último encuentro, su gol ante el Huesca lo celebró con rabia, golpeándose el pecho, girándose para levantar al estadio y celebrando con sus compañeros.
Ha caído de pie. Le sale todo. Está en ese punto en el que el balón busca al jugador. Hasta saca en largo de banda. Con la flechita para arriba que se dice
Su instinto le hace llegar antes que los centrales y a pelear o esperar el fallo rival, como ante el Albacete. No todos sus goles son perfectos: el último, ante el Huesca, apenas lo rozó con la espinilla, pero lo convirtió en el tanto del triunfo. Es el tipo de jugada que define su momento: cuando estás de dulce, hasta el error acaba en red.
Entre los grandes de la Hypermotion
Entre los máximos goleadores de la Liga Hypermotion, Tabatadze figura entre los más eficaces pese a ser de los que menos minutos acumula. Con menos de medio millar de minutos, promedia 0,86 goles por 90’ y un 28,6% de acierto, por encima de nombres como Andrés Martín o Adri Embarba.
En esa comparativa, solo Jeremy Arévalo y Zakaria Eddahchouri mejoran el ratio de gol por 90’, pero ninguno con una influencia tan directa en el marcador de su equipo. Tabatadze no necesita mucho para decidir: cuatro goles, tres victorias y un empate que valieron oro.
El georgiano que se hizo gaditano
Fuera del campo, Tabatadze ha encajado igual de bien. Vive en la ciudad (algo raro en estos tiempos) y se le ha visto pasear por el Paseo Marítimo con su pareja, tomarse fotos con aficionados y publicar imágenes en sus redes desde la playa con un estilo muy gaditano. En sus publicaciones y gestos ya se nota el guiño local, con mensajes y gestos que lo han acercado aún más a la grada.
Esa conexión ha multiplicado su popularidad. En el Mirandilla ya se escuchan cánticos con su nombre, y su camiseta empieza a ser una de las más vistas en la grada.
En el 4-2-3-1 de Gaizka Garitano, Tabatadze se ha ganado un puesto en el titular y es el punto de equilibrio entre potencia y gol. Abre espacios, tiene a dos jugadores atentos a él y presiona hasta el último minuto. Su entrega contagia. Cada jornada parece confirmar que su fichaje fue mucho más que una apuesta: fue el hallazgo del curso.
De Georgia a Cádiz, del anonimato al aplauso, Tabatadze se ha ganado el corazón amarillo. El inesperado héroe del Este al que ya solo le falta hablar en gaditano.