Mantecados de diferentes tipos en una bandeja.
Mantecados.

Estas son las ciudades donde se hacen los mejores mantecados de España, la nº1 te sorprenderá

Los mejores mantecados de España: un viaje por las ciudades que endulzan la Navidad

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Cada año, con la llegada del frío y las luces de diciembre, el aroma a canela, almendra y ajonjolí anuncia una de las fechas y de las tradiciones más queridas de nuestro país: los mantecados.

Se trata de un dulce, de textura inconfundible y sabor profundamente arraigado a la cultura española, se ha convertido en un símbolo de la Navidad. Desde el norte hasta el sur, varias localidades mantienen viva este rica herencia repostera que combina historia, artesanía y orgullo local.

Aunque el mantecado se elabora en casi todo el territorio, hay ciudades que destacan por la calidad así como por la autenticidad de sus recetas. Estas son las seis localidades que mejor representan el arte del mantecado en España.

Vitoria-Gasteiz: el encanto artesanal del norte

En el País Vasco, Vitoria-Gasteiz conserva una tradición repostera que resulta discreta pero fiel a los métodos más artesanales. Los maestros pasteleros elaboran partidas pequeñas, utilizando manteca natural y harinas locales, lo que otorga al producto un sabor puro y auténtico.

Si bien el volumen de producción es limitado, la capital alavesa ha logrado mantener viva la costumbre del mantecado como un homenaje a la repostería tradicional.

Toledo: sabor manchego con acento navideño

Conocida internacionalmente por su mazapán, Toledo también ofrece durante las fiestas una variada gama de mantecados que enriquecen su ya gran oferta de dulces.

En sus obradores se preparan versiones de vino, canela o ajonjolí, productos que acompañan estas fechas y celebraciones familiares y completan la identidad gastronómica de la región. Estos dulces, elaborados con recetas antiguas, son la prueba de que la Navidad manchega se debe entender con el sabor del horno.

Valladolid: el mantecado “bañado”

En la localidad vallisoletana de Portillo, el mantecado adquiere una personalidad importante y propia. Allí se conoce como “zapatilla” o “bollo blanco”, y se distingue por su cobertura de glaseado blanco, dando un toque crujiente al morderlo.

Este dulce, tan característico de Castilla y León, mezcla la sencillez y tradición en una receta que ha pasado de generación en generación, manteniendo su encanto intacto.

Rute: la capital cordobesa del sabor

El municipio de Rute, en el corazón de Córdoba, se transforma cada año en un escaparate de la Navidad. Sus calles huelen a azúcar, canela y limón, y los visitantes acuden atraídos por su producción artesanal de mantecados, polvorones así como de turrones.

Más allá de ser un motor económico local, la tradición repostera de Rute se ha convertido en un reclamo turístico, con museos dedicados al anís y al dulce que reciben miles de visitas todos los años.

Antequera: herencia conventual y dulzura centenaria

En Antequera, provincia de Málaga, el mantecado forma parte ya del legado o la herencia conventual andaluz. Según la tradición, fueron las monjas quienes comenzaron a elaborarlo hace siglos, aprovechando la abundancia de manteca y harina en la zona.

Desde entonces, este dulce ha mantenido su esencia intacta, con una elaboración que mezcla respeto por el pasado y adaptación a los tiempos modernos. Junto con los polvorones, los mantecados de Antequera son un emblema de su identidad culinaria.

Estepa: la Ciudad del Mantecado

Y si hay un lugar que merece el título de capital del mantecado, ese es Estepa, está en la provincia de Sevilla, esta localidad ostenta la única Indicación Geográfica Protegida (IGP) de España dedicada a estos dulces: “Mantecados de Estepa” y “Polvorones de Estepa”.

Este sello europeo garantiza que cada pieza se elabora siguiendo una serie de procesos tradicionales y con materias primas de alta calidad.

Durante los meses de otoño, Estepa se llena del característico aroma a horno, especias y manteca. La producción anual de Estepa abastece a todo el país, y sus fábricas familiares emplean a cientos de personas. Para sus habitantes, el mantecado es más que un dulce: es parte de su historia, de su cultura y de su economía.

El recorrido por Vitoria-Gasteiz, Toledo, Valladolid, Rute, Antequera y Estepa revela la riqueza gastronómica de España y la diversidad de su amplia y rica repostería. Cada ciudad ha aportado su toque, manteniendo viva una tradición que va más allá del tiempo. Hoy, los mantecados no solo se disfrutan en diciembre: gracias al comercio online, se pueden saborear en cualquier momento del año.

Porque si algo une a todas estas ciudades, es la pasión por un dulce que sigue siendo sinónimo de Navidad así como de hogar y tradición.