
La inquietante aparición de una suegra fallecida que perturba a toda una familia en Pino Montano
Un matrimonio con dos hijos vive extraños sucesos en Sevilla, en su hogar atribuidos al espíritu de la madre fallecida

En una vivienda aparentemente tranquila en el barrio sevillano de Pino Montano, sin grandes particularidades, la rutina del matrimonio formado por Jesús y Vanesa, junto a sus dos hijos, se ha visto alterada por lo que ellos consideran algo imposible de explicar.
Se trata de la presencia de un fantasma y, según relatan, se trataría de Manoli, la madre de Jesús y suegra de Vanesa, fallecida hace unos años, que sigue manifestándose de diversas formas dentro del domicilio familiar en lo que es una realidad innegable para ellos.
El día a día de la familia se ha convertido en una sucesión de episodios desconcertantes y extraños. Vanesa cuenta que en varias ocasiones ha visto una figura oscura desplazarse por el pasillo de la casa, justo en la zona que conduce al dormitorio del matrimonio.
Jesús confirma ese testimonio, recordando especialmente una noche en la que ambos observaron cómo una silueta de mujer -similar a la de su madre- que atravesaba el corredor, desapareciendo al instante.
Los fenómenos no se limitan a estas inquietantes visiones. Las luces de varias habitaciones se encienden y se apagan de manera intermitente sin que nadie toque los interruptores.
A esto se suman las reacciones de las dos perras que conviven con ellos también perciben esa presencia, ambas ladran con fuerza y se muestran muy nerviosas cuando, según la familia, la presencia de Manoli se hace notar.
“Se quedan mirando un punto fijo, con las orejas erguidas y los pelos de punta, como si vieran algo que nosotros no alcanzamos a ver”, detalla Vanesa.
El papel de la suegra fallecida en el piso de Pino Montano
La figura de Manoli, madre de Jesús y abuela de los dos niños, sigue marcando la vida familiar incluso más allá de su muerte. Los testimonios de la pareja señalan que las apariciones están directamente vinculadas con ella. No solo la reconocen en las sombras, también sienten una energía particular asociada a su figura, a su recuerdo.
En varias noches, la pareja ha percibido movimientos raros, extraños. En una ocasión, al acostarse, escucharon pasos en el pasillo. Al incorporarse pudieron ver una figura que desapareció ante sus ojos.
En otra madrugada, Jesús describió cómo una sombra se deslizó desde la sala hasta la cocina y “no había nadie, pero los dos lo vimos. No fue imaginación”, insistía.
Para intentar entender lo que sucedía, la familia decidió contactar a Rafael de Alba, un médium muy conocido en la ciudad por atender casos de supuesta actividad paranormal.
Tras visitar la vivienda, Rafael aseguró que las manifestaciones correspondían efectivamente a la presencia de su suegra, de Manoli. Según su explicación, la difunta no era consciente de haber muerto y permanecía apegada a su hijo.
El médium señaló dos posibles causas, la primera el enfado de la suegra podía venir del hecho de que fuera Vanesa, y no otro miembro de la familia, quien se ocupara de enterrar sus cenizas.
Por otro, ciertas decisiones familiares posteriores a su fallecimiento que, en vida, a Manoli no le hubieran gustado nada “ella se manifiesta como una forma de protesta, de mostrar su disgusto”, afirmó Rafael durante su visita.
La situación ha generado un clima de inquietud constante. Tanto Jesús como Vanesa reconocen que la convivencia con estas manifestaciones ha alterado mucho la paz de su hogar.
Los hijos perciben la tensión y han llegado a preguntar por qué las perras ladran tanto por las noches o por qué las luces se encienden solas así como de otras manifestaciones extrañas como escuchar la voz de la abuela difunta.
La familia asegura que no busca notoriedad ni pretende convencer a nadie de lo que viven pero necesitan ayuda. Sin embargo, expresan la necesidad de compartir su experiencia y, sobre todo, de encontrar una forma de recuperar la normalidad. Vanesa indica que “queremos paz, tanto para nosotros como para ella”.
Especialistas en psicología y estudios sobre fenómenos paranormales sostienen que este tipo de experiencias pueden tener diversas explicaciones, que van desde interpretaciones espirituales hasta reacciones emocionales derivadas del duelo.
La figura de la suegra, con un papel central en la vida familiar, podría seguir presente en la memoria y en la percepción de quienes la recuerdan intensamente o que, realmente, se encuentre esa manifestación molesta por algún tema no resuelto.
Aun así, para Jesús y Vanesa, las pruebas son manifiestas y señalan las luces, las sombras, los ladridos de las perras y la confirmación del médium como señales inconfundibles que Manoli sigue allí, de alguna manera, expresando su descontento.
Hoy, la familia continúa conviviendo con este misterio. No saben si con el tiempo las manifestaciones cesarán o si necesitarán buscar ayuda adicional para intentar “liberar” a Manoli de esa supuesta atadura a este mundo terrenal.
Lo cierto es que su relato viene a añadirse a a los muchos casos en los que las fronteras entre lo real y lo inexplicable parecen difuminarse.