Denuncian que un bar de Cádiz negó la entrada al servicio a una chica con problemas de control de esfínteres

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Una mujer, Rosa de la Flor Pereira, ha denunciado a través de las redes sociales que el bar La Quilla de la capital gaditana negó la entrada al baño de una chica, su sobrina, con problemas de control de esfínteres.

Este es su escrito sobre unos hechos que ocurrieron el pasado día 31 de diciembre:

«Ayer acababa el Año, y se suponía sería un día en el que, a pesar de las restricciones, nos reuniríamos los convivientes para despedir el Año. Este acontecimiento, sin embargo, quedo marcado por lo que le ocurrió a una sobrina, que con solo 22 años, tuvo que vivir una de las peores experiencias de su vida. Tengo que poner en antecedentes a los que vayan a leer esta carta indicando que esta chica tiene una enfermedad que le provoca grandes dolores seguidos de la relajación de los esfínteres y cuando eso ocurre necesita de forma urgente un baño que utilizar.

Pues bien, el día 31 de diciembre de 2021, mientras paseaba por los alrededores de La Caleta, le ocurrió lo que, desgraciadamente, no pudo evitar, un dolor intestinal agudo que requería la entrada de forma urgente al baño. Eran entre las 15.00 y 15.30 horas cuando se dirige al bar La Quilla, pidiéndole al gerente del establecimiento que le dejará entrar en el servicio. La respuesta de este responsable fue la negativa a que entrara, le rogó en más de nueve ocasiones que le dejara pasar ya que tenía esa enfermedad y se encontraba muy mal. No le permitió la entrada y las consecuencias fueron, que una chica de 22 años, tuvo que llegar hasta su casa en unas condiciones lamentables al no poder controlar sus esfínteres.

Una vez tengo conocimiento del trato tan degradante que tuvo el gerente sobre esta niña, me pongo en contacto con el mismo y una vez le explico la situación vivida, lejos de pedir disculpas porque no se hubieran percatado de la gravedad de la situación, me contesta con altivez y amenazas veladas si denunciamos los hechos. La falta de empatía de este señor, justificando su acción porque el bar esta cerrado, que no era cierto, la terraza estaba completa de clientes, o que había más de 400 jóvenes en el paseo de La Caleta, fue deplorable y la falta de compasión hacia mi sobrina me hacen escribir esta carta poniendo de manifiesto que la actitud de este señor se califica por sí sola».