Roger pugna con un rival en el Racing de Ferrol-Cádiz CF
Roger pugna con un rival en el Racing de Ferrol-Cádiz CF. Foto: Cádiz CF.

La crónica de Vera Luque del Racing de Ferrol Cádiz CF (1-0): Nosferatu se queda corto

El autor destaca que «ya queda un día menos para el final de la pesadilla 2024/25»

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Buenas noticias este fin de semana. En primer lugar, ya nos hemos salvado del todo. A falta de dos jornadas ahuyentamos los fantasmas de triples y cuadruples empates infernales. No me baño en la Puerta de Tierra porque yo que sé.

De lo de la recepción en el Ayuntamiento y la ofrenda a la Patrona no hay noticias aún, pero todo se andará. La segunda gran noticia, es que ya queda un día menos para el final de la pesadilla 2024/25.

Pesadilla porque llamarlo temporada es darle una categoría a la película de terror que llevamos presenciando desde que en Agosto el Zaragoza nos colara aquí cuatro chicharitos, uno detrás de otro. De terror, o de cachondeo, todo depende del cristal con el que se mire, porque acumulamos en estos años ya una serie de sketches, personajes, declaraciones y situaciones propias de una de Berlanga.

El desastre deportivo ya elude hasta las posibles justificaciones basadas en la mala suerte o en las malas decisiones arbitrales. Roger mandó ayer dos pelotas al palo, una de ellas en situación cardeñosil con tres cuartas partes de portería vacía, y otra con rebote que a Carlitos le pilla, maldita sea, a contrapelo. Siempre sería recurrente invocar a la mala fortuna, a ese botecito en el césped, a esos centímetros que separan el gol del no gol...pero cuando entre la dupla que ayer hicieron las veces de ariete han marcado entre los dos la friolera de cuatro goles en 2.500 minutos acumulados, pues te explicas cosas.

Que la media goleadora de la delantera que hace seis años hubiera sido un lujo tenerla, pero que hoy no nos resuelve papeleta ninguna, sea de un gol cada seis o siete partidos...pues oiga, no da. Por otro lado, nos pitan un penalty que la semana pasada no lo fue en Montjuic. Disparo a puerta seguido de brazo lacio del defensor. La diferencia entre llamarse Rudiger o llamarse Víctor Chust.

Habrá que baremar o establecer la cantidad de milisegundos que pasan entre que la pelota es chutada y el impacto con la mano tonta, para delimitar cuando el disparo es lo suficientemente cercano, o no, para que el árbitro de turno decida que es o no es penalty. Bueno, y si las camisetas amarillas son agravante, que por lo que se ha visto en temporadas anteriores, parece que sí. Pues ni por esas.

La afición se mueve ya en tal hastío y aburrimiento, máxime si el partido es a las dos de la tarde de un dominguito de primavera, que ni se enoja por estas situaciones. Total, ¿Para qué? A día de hoy un penaltito dudoso no entra ni de lejos en el top ten de las sofocaciones cadistas.

En cuanto al final de la película de terror que te dije, hay quien teme (y no es para menos), que la película no se quede aquí, sino que se convierta en una saga de múltiples capítulos, como aquella de Viernes 13 que empezó con el gachón matando chavalitos en un campamento de boy scouts, y por poco termina al cabo su enésimo episodio aniquilando a la peña en un autobús del Imserso. Que el año que viene sea una continuación de éste, con un montón de estampas repetidas en la plantilla y sin posibilidad de rediseñar un plantel bloqueado por una política de reparto de renovaciones y años de contrato como si se repartieran caramelos desde lo alto de una carroza de la cabalgata de Reyes Magos.

Nos encontramos con una solución a corto plazo consistente en vender al personal que medio ha cumplido durante la temporada, futbolistas que se ponen ahora en el escaparate esperando una buena venta con la que compensar económicamente a los que ya son más lastre que otra cosa, para poder quedarnos con una plantilla sin los buenos (porque se venderían) y sin los malos (porque los largarían), a expensas de traer una caterva de quince o dieceiseis maromos, que vete a saber de donde vendrían y con qué expectativas, para ser dirigidos por un entrenador que a fecha de hoy no sabemos si será éste, aquel o el de más allá, y si será el que decida sobre los tíos que quiere a su cargo, o se conformará con el menú que le pongan por delante.

Miedo no, lo siguiente. Se está poniendo la película para taparse la cara con la manta y revolear las palomitas. Ajú.