Varios peatones pasan junto a una de las cámaras de vigilancia del sistema de control de la ZBE en la Plaza de San Francisco, en pleno centro de Cádiz, frente a la Librería Raimundo.
Una de las nuevas cámaras de control de acceso a la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), instalada en la Plaza de San Francisco. Foto: Eulogio García.

Así será la nueva Zona de Bajas Emisiones de Cádiz: aplicación progresiva y residentes fuera de restricciones

Bruno García presenta la ZBE de Cádiz como un modelo “realista” que prioriza a los residentes.

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Cádiz se prepara para dar un paso decisivo hacia la movilidad sostenible con la implantación de su Zona de Bajas Emisiones (ZBE), una medida que comenzará a aplicarse de forma progresiva antes de que finalice el año.

El alcalde, Bruno García, acompañado por el teniente de alcalde de Urbanismo, José Manuel Cossi, y el concejal de Movilidad, José Manuel Verdulla, ha anunciado que el próximo 31 de octubre se celebrará un pleno extraordinario en el que se debatirá y aprobará el modelo definitivo de la ZBE gaditana.

El regidor ha insistido en que el proyecto se plantea de forma “realista, progresiva y adaptada a la realidad de la ciudad”, con un mensaje claro: los residentes de Cádiz no se verán afectados por las restricciones de acceso. “Este modelo no pretende castigar al ciudadano, sino mantener la buena calidad del aire que ya tenemos y cumplir con la normativa europea”, subrayó García.

Una ZBE menos restrictiva y adaptada a la ciudad

Cuando el actual equipo de gobierno llegó al Ayuntamiento, se encontró con un proyecto de ZBE heredado del anterior mandato, más restrictivo y con limitaciones más duras. Según explicó Bruno García, ese modelo inicial “pretendía que en un plazo de cinco años solo pudieran circular por Cádiz los vehículos con etiqueta ECO y Cero”, algo que, en palabras del alcalde, “no respondía ni a las características urbanas ni a la situación ambiental de la ciudad”.

El nuevo modelo que se debatirá en el pleno mantiene las dos áreas previstas:

  • El casco histórico, delimitado por su circunvalación interior.
  • El Paseo Marítimo, en el tramo comprendido entre el hotel Playa Victoria y la calle Caracola.

En total, se trata de una superficie de 1,24 kilómetros cuadrados, en la que se aplicarán restricciones graduales según la etiqueta ambiental de cada vehículo.

Durante 2026, podrán acceder todos los vehículos de los residentes de Cádiz, sin importar si tienen o no distintivo ambiental. En cambio, los vehículos procedentes de fuera de la ciudad deberán contar al menos con etiqueta C, ECO o Cero. Los que porten etiqueta B o carezcan de distintivo no podrán acceder.

A partir de 2027, las limitaciones se endurecerán para los vehículos de fuera, permitiendo solo la entrada de los que tengan distintivo ECO o Cero. Los residentes, sin embargo, seguirán exentos de las restricciones, salvo en casos excepcionales de tráfico o contaminación.

Calidad del aire y tráfico: las dos razones del modelo

El Ayuntamiento de Cádiz ha defendido que la decisión de aplicar la ZBE de forma progresiva responde tanto a criterios medioambientales como de tráfico urbano.

Según los datos del último informe de la Red de Vigilancia y Control del Aire en Andalucía, Cádiz cumple con todos los parámetros de calidad atmosférica. De hecho, durante 2024, la ciudad registró en la mayoría de los días niveles de aire buenos o muy buenos, lo que sitúa a la capital en una posición favorable frente a los valores límite de contaminación ambiental exigidos por la Unión Europea.

El proyecto técnico, elaborado por una empresa especializada, confirma esta situación y recomienda evitar medidas drásticas que no respondan a un problema real de contaminación. “La legislación se cumple, y los objetivos europeos ya están alcanzados”, explicó el alcalde, quien destacó que el plan incluye un protocolo de actuación para reforzar las restricciones solo en caso de episodios puntuales de mala calidad del aire.

En cuanto al tráfico, el casco histórico de Cádiz “ya funciona prácticamente como una ZBE”, señaló García. Las calles estrechas, el elevado número de zonas peatonales y la limitación del aparcamiento a residentes hacen que el tránsito de vehículos sea reducido. Además, existen aparcamientos públicos en el perímetro del centro histórico que facilitan el acceso sin necesidad de circular por su interior.

En el Paseo Marítimo, la regulación es también restrictiva, ya que solo se permite el acceso a los residentes con plaza de garaje. Por tanto, el impacto real de la ZBE será limitado y se centrará en mejorar la gestión del tráfico y la calidad del aire sin alterar la vida cotidiana de los gaditanos.

Inversión y tecnología para controlar los accesos

El Ayuntamiento ha destinado una inversión de 2,3 millones de euros, procedentes de fondos Next Generation y recursos municipales, para poner en marcha todo el sistema de control de la Zona de Bajas Emisiones.

En total, se han instalado 33 cámaras inteligentes en los accesos principales al casco histórico y al Paseo Marítimo, así como dos estaciones de medición de la calidad del aire. Estas cámaras estarán conectadas a un software de identificación de vehículos que permitirá comprobar en tiempo real si un coche cuenta con permiso para acceder a la zona restringida.

El sistema incluirá también pantallas informativas distribuidas en distintos puntos de la ciudad, que mostrarán tanto los niveles de calidad del aire como el número de plazas libres en los aparcamientos cercanos.

Además, se abrirá una oficina de atención ciudadana en el Palacio de Congresos, donde los gaditanos podrán resolver dudas sobre el funcionamiento de la ZBE, las excepciones y el procedimiento para obtener los permisos correspondientes.

Multas y calendario de aplicación

Según confirmó Bruno García, la ZBE de Cádiz entrará en funcionamiento antes de final de año, cumpliendo con los plazos establecidos por la legislación nacional. A partir de ese momento, comenzará un periodo informativo en el que se priorizará la pedagogía y la comunicación con los ciudadanos.

Las sanciones por incumplimiento comenzarán a aplicarse a finales de diciembre, con un importe de 200 euros, que podrá incrementarse un 30% en caso de reincidencia en el mismo año.

El alcalde insistió en que “no se trata de recaudar, sino de mantener la calidad del aire y cumplir la ley de manera justa y proporcionada”. Además, destacó que vehículos de carga y descarga, taxis y personas con movilidad reducida estarán exentos de las restricciones, “porque la ZBE debe ser compatible con la vida diaria de la ciudad”.

Una ZBE “a la gaditana”: equilibrio entre sostenibilidad y sentido común

Bruno García concluyó su intervención subrayando que el objetivo del Ayuntamiento no es solo cumplir con la normativa, sino “mantener la calidad medioambiental del aire y seguir mejorando la movilidad urbana”. Entre las próximas medidas, adelantó la peatonalización de nuevas calles del casco histórico y la mejora del transporte público, especialmente en las conexiones con los barrios exteriores.

“Tenemos una ciudad que ya cumple con los estándares europeos de calidad del aire, y no necesitamos imponer un modelo drástico. La ZBE de Cádiz será progresiva, justa y adaptada a nuestra realidad urbana”, afirmó el alcalde.

El modelo gaditano se presenta así como uno de los más flexibles de Andalucía, con un equilibrio entre la protección ambiental y las necesidades cotidianas de los residentes. Una ZBE a la gaditana, pensada para cuidar el aire sin complicar la vida de quienes lo respiran cada día.